Las Navidades de este año han traído un regalo inesperado al municipio alcarreño de Cifuentes. Los miembros de una de sus rondas tradicionales navideñas más conocidas, “Los Carrozas de Cifuentes”, salen de viaje en breve hacia un destino que pocos podrían haber imaginado unos meses atrás: Estados Unidos. Allí, y durante una corta semana, recorrerán pueblos y ciudades del estado de Nuevo México, presentando su saber musical tradicional. Su viaje los llevará a compartir con los habitantes de este estado la alegría y la emoción de sus canciones y también a experimentar una cultura de fuerte influencia hispana.

Las rondas tradicionales navideñas representan una tradición que se remonta a siglos atrás y que hoy en día se está intentando recuperar. Está basada en instrumentos de percusión (muchos de ellos hechos a mano) y líricas de fuerte arraigo pastoril y campesino. Los mayores de nuestros pueblos abandonados aún recuerdan con emoción esos días festivos navideños en que las gentes del pueblo salían a rondar “calles y callejas”, amenizando las frías noches de invierno. De parada en parada, Los Carrozas de Cifuentes aprovechaban para tomar un licorcito y degustar los dulces que los vecinos ofrecían a las rondas en agradecimiento.

La emoción que las coplas de sus canciones transmiten se resiste a desaparecer. Y este viaje es una muestra de ello: la ronda se reúne estos días para ensayar y preparar a conciencia su presentación. Quieren que su tradición musical sea conocida y apreciada. Saben que dejarán huella. “Para algunos de nosotros, es incluso la primera vez que viajamos al extranjero. Nunca nos habríamos imaginado hacer un viaje así”, comenta uno de sus miembros de más edad.

El grupo que viajará, una representación de 16 miembros, lo componen en su mayoría hombres de 60 y 70 años, pera también mujeres (una presencia que años atrás no existía en las rondas) y algún que otro joven. Un intento de crear conciencia y de traspasar generaciones, pasar el relevo de una de nuestras tradiciones rurales más hermosas. En estos tiempos que corren, en que nuestros pueblos casi deshabitados viven sus inviernos en silencio, el sonar de zambombas, panderos, almirez, huesos y castañuelas es un llamado a la unión y al disfrutar en comunidad. Una llamada que dice “esta es nuestra tierra, aquí estamos y aquí vivimos”. Estas navidades, el eco de su voz atravesará el océano y llegará con fuerza a los hospitalarios pueblos de Nuevo México.

(Texto:  Natalia Díaz Martínez Ronda Los Carrozas de Cifuentes)

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