La Demarcación Hidrográfica del Guadalquivir ha aprobado este miércoles un desembalse de 600 hm³ para el riego de los cultivos del Sistema de Regulación General, un 35,1% menos que en 2021 y lejos de las peticiones de los regantes. La dotación máxima será de 1.750 metros cúbicos por hectárea, un 70,8% menos que la máxima concesional, por la sequía.  Desde Feragua ya se habla de unas pérdidas superiores a los 300 millones en la Cuenca del Guadalquivir y una reducción de la mitad de los jornales.

No obstante, este desembalse mejora las previsiones manejadas en la última comisión de febrero en la que se manejaban 450 hm3 para el sistema de regulación general y 1.000 m3 por hectárea.

Al volumen autorizado este miércoles, podrían sumarse hasta 20 hm³ más para completar la campaña en octubre, si la falta de precipitaciones así lo requiriera.

Para el riego del arroz se ha aprobado un volumen máximo a suministrar de 117 hm³, mientras que para los riegos extraordinarios se ha autorizado 20 hm³ para superficies de regadío con arboleda con precario a las explotaciones agrícolas que cuenten con infraestructuras de riego que lo permitan.

El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), Joaquín Páez, ha explicado que, pese a las precipitaciones de marzo y abril, la situación hidrológica de la cuenca de sequía extraordinaria no ha cambiado y los «385 litros por metro cuadrados que han caído han aliviado pero son insuficientes porque está muy mal, al 32 % de su capacidad».

Tras recordar que la campaña de riego de 2021 fue muy mala, ha reconocido que los acuerdos alcanzados para la actual campaña «no son alentadores para el sector», pero ha recordado que la cuenca dispone de 756 hm3 menos hoy que hace un año y las «circunstancias no permiten ser muy flexibles».

FERAGUA AUGURA UNAS PÉRDIDAS DE 300 MILLONES Y UNA REDUCCIÓN A LA MITA DE LOS JORNALES

Por su parte, la Asociación de Comunidades de Regantes de Andalucía Feragua ha valorado el esfuerzo de subir a 1750 m3/ha la dotación finalmente aprobada para la Regulación General de la Cuenca del Guadalquivir, pero ha advertido que ese incremento, con respecto a la propuesta inicial de 1000 m3/ha, «es sólo un pequeño atenuante al enorme daño que sufrirá el regadío en esta campaña». Un daño que se estima no será inferior a los 300 millones de euros, debido a la merma de productividad y rentabilidad asociada a unas restricciones superiores al 70% de una campaña normal en la Cuenca del Guadalquivir.

«En la pasada campaña, con una reducción del 50%, tuvimos unas pérdidas de más de 160 millones. Esta campaña, con una limitación de agua muy superior, las pérdidas económicas, como mínimo, se duplicarán y lo más previsible es que se tripliquen», ha afirmado el presidente de Feragua, José Manuel Cepeda, que ha añadido que el impacto sobre el empleo agrícola y rural será muy duro.

«Veremos a ver cómo se desarrolla la campaña, pero, como la producción va a ser muy inferior a la normal, la recolección de olivar, cítricos, frutos de hueso y frutos secos se van a ver muy afectadas, lo que puede significar una reducción del 50% de la mano de obra agrícola», ha explicado Cepeda, que ha recordado que, por la falta de aguas, se van a dejar de sembrar cultivos de mayor rentabilidad económica y social como el tomate o el maíz y se van a dejar muchas tierras en barbecho, y ha insistido en que se trata de la cuarta campaña consecutiva con dotaciones restrictivas.

El presidente de Feragua ha lamentado que desde 2013, año en el que, con la excepción de 2018, comenzó el ciclo seco meteorológico que ha llevado a la situación hidrológica actual, «no se ha iniciado una sola nueva obra de regulación en el Guadalquivir, a pesar de la evidente necesidad de construir nuevas presas y balsas de regulación para combatir el déficit hídrico de la Cuenca, que se está viendo además agravado por el cambio climático». Fue en 2008 cuando entró en servicio el último embalse construido para la Regulación General, la Breña II, cuya estación de bombeo aún sigue sin funcionar, «lo que está privando de 140 hm3 anuales a la Cuenca».

Asimismo, desde UPA Andalucía y la Asociación Andaluza de Regantes (ASARE) no pueden más que lamentar el recorte en las dotaciones para el riego aprobadas y pedir sensibilidad con las zonas donde más retorno social y económico tiene el agua. “No por esperadas, nos llena de preocupación que se hayan reducido tanto las dotaciones hasta los 600 hectómetros cúbicos a desembalsar frente a los 925 aprobados el año pasado. Sí nos sorprende negativamente que no se hayan autorizado, por ejemplo, los riegos de apoyo al olivar”, exponen el vicesecretario general de Desarrollo Rural, Agua y Acción Sindical de UPA, Roque García; y el secretario de ASARE, Elio Sánchez.

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