La crecida del Ebro ha anegado ya en estos momentos miles de hectáreas en Aragón, después de hacerlo en Navarra, pero el trabajo de los vecinos y de los cuerpos de seguridad para reforzar motas (diques) y defensas ha evitado, por el momento, daños en los cascos urbanos y, por tanto, se descarta que se puedan producir desalojos.

El pico de la crecida del Ebro ha llegado este lunes 16 a las localidades de la Ribera Baja, aguas abajo de Zaragoza, que han alejado el peligro de ser desalojadas aunque el Centro de Coordinación Cooperativa Integrada (Cecopi) del 112 ha decidido mantener el nivel dos de alerta en la zona al menos un día más.

Tras la reunión de hoy del Cecopi, que ha decidido mantener la emergencia de nivel 2 un día más el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón, Vicente Guillén, ha explicado que se está produciendo una «cierta estabilidad» en la crecida el Ebro, después de que ayer la cresta pasara por Zaragoza, alcanzando una altura máxima en la capital aragonesa, entre las ocho y las nueve de la noche, de 5,36 metros y 2.037 metros cúbicos por segundo de caudal.

Se espera que la crecida abandone mañana la Comunidad autónoma y se pueda por tanto rebajar el nivel de alerta.

Trescientos agentes de la UME trabajan hoy en el Ebro, doscientos de ellos en la Ribera Baja, especialmente haciendo diques en una mota que se ha reventado en Quinto, aguas abajo de Pina, por donde pasa en estos momentos la punta de la crecida.

No será, sin embargo, hasta que no bajen las aguas cuando se podrá hacer un análisis de los daños que ha dejado el río, cuya crecida se ha producido en esta ocasión en modo «meseta», con un avance mucho más lento de lo esperado y con caudales algo menores.

En cualquier caso, han quedado anegadas miles de hectáreas de cultivo y se han ahogado decenas de cabezas de ganado.

Enfado agrario porque «no se puede aceptar cuatro riadas en 4 años» y porque se pone en peligro el modo de vida de muchas explotaciones»

Además, «llueve sobre mojado», ya que, tal y como recuerdan los alcaldes y los agricultores, estas avenidas extraordinarias se producen ahora cada menos tiempo, puesto que tras las riadas se arreglan las motas y se encauza el río, pero no se limpia el cauce de las isletas y matorrales, lo que causa mayores afecciones cuando hay una crecida.

El presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra (UAGN), Félix Bariáin, ha denunciado en su visita a las zonas inundadas de Ribaforada que «cuatro riadas en diez años no se pueden tolerar» y ha reclamado a las administraciones que se pongan a buscar soluciones.

Bariáin ha mostrado su «sorpresa e indignación» por las palabras de la ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, y la presidenta del Gobierno de Navarra, Uxue Barkos, quienes, a su juicio, han transmitido que la riada ha pasado por la Ribera sin apenas consecuencias.

«Es cierto que no ha afectado a cascos urbanos, pero les invitaría a ver de nuevo este ‘mar de agua’, debajo del cual hay muchísimo dinero, muchos empleos que se van a perder y muchos productos que no se van a poder recoger», ha señalado.

Desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), su secretario general, José Manuel Roche, ha incidido en la desesperación de los afectados y ha advertido de que si no se adoptan soluciones entre políticos, ecologistas y administración y se limpia el río, «se está poniendo en riesgo el único modo de vida de cientos de explotaciones de la ribera».

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