La Comisión Europea ha prohibido este viernes 6 el uso del pesticida clorpirifós y su primo hermano el metil clorpirifós por su peligrosidad para la salud humana, una noticia que fue adelantada en junio pasado por El Confidencial. El clorpirifós es actualmente el agroquímico más utilizado en la agricultura de España y desde junio de 2020 estará prohibid su venta.
Su uso ya estaba prohibido en ocho Estados miembros de la UE, Alemania, Irlanda, Finlandia o Suecia entre ellos. En Francia solo está permitida su utilización en las espinacas. En España, el clorpirifós es el pesticida más usado, muy especialmente en el cultivo de cítricos, aunque se aplica al crecimiento de más de 100 tipos de verduras y frutas.
se establece una moratoria de tres meses tras el fin de la autorización para que a partir de junio de 2020 no se pueda comercializar
Los miembros del Comité de Plantas, Animales, Alimentos y Piensos (ScoPAFF) de la Comisión Europea han votado por mayoría cualificada no ampliar la licencia de ambos plaguicidas más allá del 31 de enero de 2020, fecha en la que expira su permiso de uso y que estaba pendiente de renovación, aunque se establece una moratoria de tres meses tras el fin de la autorización para que a partir de junio de 2020 no se puedan comercializar en la UE productos que contengan clorpirifós y metil clorpirifós.
La mayoría de los numerosos científicos consultados por este diario y varias investigaciones remitidas en los dos últimos años a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) sostienen que el clorpirifós influye negativamente en la evolución del cerebro y del sistema nervioso, originando en casos ya estudiados autismo, trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad, obesidad o la pérdida de puntos en el cociente intelectual de los afectados.
La EFSA publicó en agosto un doble comunicado donde concluía que los plaguicidas clorpirifós y metil clorpirifós no cumplen “con los criterios aplicables para proteger la salud humana establecidos en la legislación de la Unión Europea” y recomendaba que no se renovara su autorización pese a su uso.
Según publicó El Confidencial a comienzos de esta semana, la industria agroquímica ha estado haciendo una fuerte labor de ‘lobby’ en los últimos meses para que la Comisión no prohibiera el clorpirifós. La presión estuvo liderada por Corteva Agrisciences, una multinacional creada de la fusión entre Dow, inventora del pesticida, y DuPont en junio pasado. “La legislación no debe redactarse por las presiones de los activistas, sino que el sistema regulatorio debe basarse en evidencias sólidas”, escribían representantes de Corteva a la Comisión, según revela un informe interno comunitario.