Este domingo 20 ha culminado en Madrid una nueva edición de la Fiesta de la Trashumancia con un recorrido comenzado meses atrás, por un rebaño compuesto por más de 2.000 ovejas y un centenar de cabras. Desde los Picos de Europa hasta las puertas de la actual sede del Ayuntamiento madrileño. La trashumancia forma parte del ADN de la ganadería tradicional, cuando la búsqueda de un buen clima y los mejores pastos con los que alimentar al ganado eran la causa del trasiego largo y paciente de los rebaños por toda la geografía ibérica.

Con el paso de los siglos, esta labor de los trashumantes ha forjado un patrimonio medioambiental y cultural único, el de las vías agropecuarias y Cañadas Reales, que la Fiesta celebrada este domingo busca defender y perpetuar. La renovación de la Concordia, firmada en 1418 por la autoridad municipal de entonces y los Hombres Buenos de la Mesta, permite que los pastores recuperen su derecho a trasegar sus rebaños por las calles de Madrid.

Este camino ofrece al público la posibilidad de presenciar el paso por la Cuesta de la Vega, la Calle Mayor, la Puerta del Sol y hasta la Glorieta de Cibeles, de las ovejas, a las que acompañan otras ganaderías, así como una romería de representantes de los oficios rurales.

La capital de España abre las calles al recorrido, que supone el plato principal de las actividades desarrolladas para conmemorar esta costumbre.

Los habitantes de la ciudad tienen la oportunidad de descubrir qué hay detrás de oficios tan antiguos como la ganadería. Las carnes de lechal, cordero y cabrito que la población urbana disfruta son posibles gracias a la labor de los pastores. Una labor que ha conseguido ofrecer al consumidor de hoy un producto sobresaliente en cualidades gastronómicas, en sostenibilidad y en economía circular y en la que la Organización Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino, INTEROVIC, presta todo su apoyo.

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