LA UNIÓ de Llauradors ha observado en este inicio de la campaña  del caqui hay escasas operaciones de compras en el campo y la mayor parte mediante la fórmula conocida en el sector como “a resultas” o “a comercializar” y ya ha denunciado los hechos a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA), dependiente del Ministerio de Agricultura, quien ya ha transmitido que realizará las comprobaciones oportunas para detectar posibles incumplimientos.

La organización agraria destaca en el escrito remitido a la AICA que diversas empresas están generalizando, supuestamente, esta situación de ofertas de compra de caqui sin la mediación de un contrato y sin un precio pactado.

Ante ello, LA UNIÓ insta a la AICA para que inicie los controles e inspecciones requeridos para comprobar el cumplimiento de la existencia de contratos por escrito y, si es el caso, del cumplimiento de su contenido, en la compraventa de caqui durante esta campaña de recolección y comercialización. Piensa LA UNIÓ que estas actuacions podrían estar presuntamente vulnerando la Ley 12/2013, de 2 de agosto, de medidas para mejorar el funcionamiento de la cadena alimentaria en esta campaña del caqui.

Cosecha de vuelta a la normalidad, aunque no los precios

La producción de caqui volverá a la normalidad -si la climatología no lo impide- tras la catastrófica campaña pasada. Las estimaciones de LA UNIÓ prevén unos 400 millones de kg, un incremento notable sobre la anterior que tuvo una producción anormalmente baja, pero apenas un 3% superior a la de 2017 que fue de 385 millones de kg.

El sector coincide en que la fruta es de muy buena calidad y tiene un calibre ideal para que no haya excesivos destríos que al final pudieran provocar que los ingresos, aunque con precios relativamente buenos, fueran ruinosos.

También se coincide en un aumento de la demanda tanto en el mercado estatal como europeo, e incluso en otros países en los que hasta ahora tradicionalmente no estaba muy presente como es el caso de China, India, Canadá o EEUU. Cabe destacar que las campañas de promoción realizadas por la DO Kaki de la Ribera, con dinero aportado por los productores acogidos a la marca y del que se aprovecha todo el sector, siguen funcionando bien.

LA UNIÓ considera que con un aumento del consumo y unas producciones normales sería lógico pensar que el precio a percibir por el agricultor se situara en valores superiores como mínimo a los 40 céntimos por kg. Sin embargo, lejos de situarse en esa cifra, las cotizaciones publicadas por la Conselleria de Agricultura las sitúan en una horquilla de entre 24 y 34 céntimos por kg, un 25% inferiores a los precios fijados en la misma semana de la campaña anterior.

El responsable del sector del caqui, Eduard Esparza, considera que se dan todos los condicionantes para que tengamos una campaña bastante mejor que la pasada y “no entiendo como las compras se plantean como una especie de o lo tomas o lo dejas que provoca el nerviosismo entre los agricultores”.

El responsable del caqui de LA UNIÓ recomienda, al igual que otras fuentes del sector, no ponerse nervioso y no regalar la fruta. “Disponemos de tratamientos para retrasar la recolección que nos pueden dar un mayor margen de maniobra” señala e incide que “se denuncie cualquier intento de compra a resultas ya que es importante desenmascarar a aquellos comercios que no solo están haciendo presuntas ilegalidades, sino que también están desacreditando a todo el colectivo que en líneas generales hace las cosas bien y serias pero que se ven arrastrados por las prácticas deshonestas de unos cuantos. Únicamente perdiendo el miedo, siendo valientes y estando unidos podremos conseguir que la viabilidad del caqui sea una realidad futura y no, como otros productos, un recuerdo del pasado”, concluye Esparza.

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