El Gobierno italiano aprobó este martes un proyecto legislativo para prohibir la producción y comercialización de los alimentos sintéticos, como la carne cultivada, argumentando la falta de estudios científicos sobre los mismos y las desigualdades que podrían ocasionar a nivel nutricional.
«Queremos proteger la salud pública y evitar el desempleo. Existe un riesgo de injusticia social con los alimentos sintéticos, con una sociedad en la que los ricos comen bien y los pobres no», justificó el ministro de Agricultura, Francesco Lollobrigida, en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros.
Tras el encuentro entre los miembros del Ejecutivo, el responsable de la cartera de Agricultura compareció junto al ministro de Sanidad italiano, Orazio Schillaci, para explicar las razones que han motivado la aprobación de este proyecto legislativo, cuyos detalles concretos aún se desconocen.
EL SECTOR GANADERO APLAUDE LA MEDIDA PORQUE DEFIENDE LA DIETA MEDITERRÁNEA
«Italia dice no a los alimentos sintéticos y a la carne sintética», zanjó el ministro tras celebrar que el texto aprobado es «pionero» en el mundo ya que sanciona «la producción, comercialización e importación» de estos productos.
De hecho, decenas de personas convocadas por Coldiretti, la mayor asociación de ganaderos y agricultores del país, aplaudieron la aprobación del texto frente a la sede del Ejecutivo, el Palacio Chigi, en Roma.
Según Lollobrigida, la intención del Ejecutivo italiano, liderado por Giorgia Meloni, no es «persecutoria», sino que trata de proteger la «salud» y el «medio ambiente».
Por su parte, el ministro de Sanidad argumentó que la decisión se ha tomado como una manera de «salvaguardar» el patrimonio y la cultura agroalimentaria del país, «basada en la dieta mediterránea».
«La ley contra los alimentos sintéticos es significativa: se basa en el principio de precaución porque en la actualidad no hay estudios científicos sobre sus efectos. Garantizamos el máximo nivel de protección de la salud de los ciudadanos y la salvaguardia del patrimonio de nuestra nación», apuntó Schillaci.
Esta tendencia artificial nos conduciría tarde o temprano a comer obligada y abusivamente lo que otros, pocos (ilegal monopolio?), producen, rompiendo el derecho humano de libre albedrío.
Muy bien!!