El comisario europeo de Agricultura, Phil Hogan, está negociando las perspectivas financieras de la Unión Europea que se presentarán el 2 de mayo donde se decidirá el futuro de la PAC. Un debate que para la agricultura, que se lleva casi el 40% del presupuesto europeo, es el momento de la verdad. Sin embargo, Hogan asume que será una negociación complicada con recortes en el presupuesto agrario «si los países no aportan más dinero», que hará falta introducir «un capping, o un pago decreciente de las ayudas» a los agricultores y que, además, habrá que introducir en la PAC cambios en las prácticas medioamabientales.

En una entrevista concedida a Jaume Masdeu en lavanguardia.com, Hogan plantea una reforma para simplificar la PAC que pasa por un cesión de control a los Estados, que tendrá mayor poder «pero sin que se pueda hablar de nacionalización de las ayudas»  y de cambios en unos incentivos ecológicos ineficaces.

«Si los países no cumplen, introduciremos un plan de acción, y en último extremo, podemos retirar contribuciones financieras»

Sobre las prácticas medioamabientales, el comisario europeo reconoce los escasos resultados conseguidos. «El sistema es demasiado complejo, no funciona en términos de resultados medioambientales. Es por ello que vamos a cambiarlo. Necesitamos un nuevo modelo de aplicación, fijar objetivos que aseguren mejores rendimientos y mejores resultados».

Unos resultados que estará en manos de cada país. «Los estados tendrán que decirnos cuánto han implementado de sus propios planes, y nosotros valoraremos si han cumplido los objetivos que se han fijado ellos mismos. Si no cumplen, introduciremos un plan de acción, y en último extremo, podemos retirar contribuciones financieras».

Pese a esta cesión del control de cara al futuro de la PAC Hogan insiste en que «hablar de renacionalización no tiene ningún sentido. La UE decidirá la política, los objetivos y los indicadores. Lo que pedimos a los estados miembros es que elaboren las propuestas para cumplir los objetivos de la UE, y además la Comisión Europea tendrá que aprobar todos los planes nacionales. Esto no puede estar más alejado de la nacionalización. Los países tendrán más poder en términos de aplicación sobre el terreno de los objetivos fijados a nivel europeo, nada más».

Para Phil Hopgan este sistema «la gran ventaja que tiene es la simplificación. Suprimiremos un 50% de los controles que tenemos ahora. Nuestro objetivo es asegurar que el gran beneficiario de esta nueva forma de aplicar la PAC sea el agricultor», aunque asume que para ello planteará una propuesta para «in­troducir una limitación, un capping, o un pago decreciente, aunque todavía no hemos tomado la última ­decisión».

Una reducción que, lógicamente, vincula el futuro de la PAC al Presupuesto europeo, cuya cuantía deja en manos de los propios Estados. «Si los países no aportan fondos adicionales para cubrir el agujero, por supuesto que habría reducciones para los gastos de los grandes programas, como la agricultura. Pero confiamos en que países como España aumentarán su contribución al presupuesto. Creo que 21 de los 27 países han indicado que están dispuestos a pagar más».

Una situación que considera que ya empieza a estar bien asentada en el sector agrario, porque «son suficientemente realistas para saber que habrá menos dinero si no conseguimos que los países aporten más fondos al presupuesto, pero tenemos apoyos fuertes para conseguir una PAC bien financiada».

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