Cuando hace casi ya dos años Ciudadanos decidió plantear varias preguntas al Gobierno sobre las presuntas irregularidades en el cerdo ibérico, de las que agroinformacion.com se hizo eco, se creó un cierto aire de autosuficiencia en parte del sector, reflejado en los comunicados de Aeceriber defendiendo la Norma de Calidad y la validez del proceso de certificación a ojo de la pureza racial de los animales y poniendo en duda las propias preguntas.

Cuando la formación naranja insistió al inicio de esta legislatura había en el sector quien pensaba que con un desayuno y un poco de coba se podía cerrar esta cuestión. Pero el tema no estaba muerto, sino más bien demasiado vivo, porque a las posibles irregularidades en la certificación se empezaban a sumar informaciones sobre cuantiosas subvenciones públicas, intereses muy concretos y numerosas dudas sobre qué estaba pasando en el sector del ibérico.

Para entonces, ya no había comunicados, sólo insultos en privado que, como siempre, se acaban conociendo, y se empezaba a hablar de la posibilidad de habilitar una labor de asesoramiento informativo, ya que existía cada vez más preocupación porque se incrementaba el número de medios que se hacían eco de la situación. Pero se pensaba que todo estaba controlado… hasta que un medio alemán decidió entrar en esta cuestión y empezar a hablar directamente de fraude en el jamón ibérico. Y si de la suficiencia se pasó a la preocupación, de ésta se ha pasado al drama desde el momento que agroinformacion.com publicó la transcripción de ese artículo.

Ya no era una noticia del sector, sino nacional. Ya no se sale a la palestra para defender al Gobierno y su Norma, sino para criticarle y lavarse las manos ante lo que se puede venir encima. Y eso que esa misma semana el propio Gobierno reconocía que es legítima la certificación a ojo de los animales, tal y como se venía haciendo (y cobrando) desde hace años. Sin embargo, este mismo lunes 12, en espejo Público de Antena 3, la secretaria técnica de Aeceriber reconocía que hay «un engaño a los consumidores». Qué lejos parece quedar aquel tiempo en el que señalaban casi con orgullo y como justificación que la Sección Aneja del Libro genealógico permite la incorporación de hembras “con alguna genealogía desconocida«.

Pero el problema no está en el cambio de actitud de Aeceriber o en el posicionamiento de un Ministerio que respalda la apuesta de su antecesor en el cargo, Miguel Arias Cañete. El problema radica en que durante muchos años se ha hecho un gran negocio con el jamón ibérico y ahora se demuestra que también un enorme daño. Que como decía con buenas palabras un ganadero y dirigente agrario, «ahora que está dando dinero no vamos a estropearlo todo con denuncias». No se trata de estropear nada, sino todo lo contrario: de arreglarlo. De reconocer que lo que sea ibérico, lo sea de verdad; y lo que no, pues no. Seguir con este fraude (y aquí el Ministerio tiene la última palabra) es un error. Un grave error. Y los errores, se pagan. Y se pagan acabando con el negocio que muchos querían ocultary dañando a los que han venido haciendo las cosas bien.

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