El proyecto «Sembrando conciencias, recogemos igualdad» de Fademur Extremadura formará a los ediles responsables de igualdad de los municipios de menos de 3.000 habitantes de la región para que conozcan todos los recursos a disposición de las mujeres víctimas de violencia de género.

El proyecto, que se desarrollará gracias a una financiación de 80.000 euros de la Junta con cargo a fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, ha sido presentado en rueda de prensa por la consejera de Igualdad, Isabel Gil Rosiña, y la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) en Extremadura, Catalina García.

En concreto, se llevarán a cabo cuatro actuaciones o talleres en cada mancomunidad de municipios, inicialmente de forma presencial con todas las medidas de seguridad y que se detallarán en su momento.

En estas acciones se tratará la igualdad, la violencia de género y buenas prácticas en esta materia, con el fin de que los responsables municipales cuenten con la formación e información necesaria acerca de los recursos, tanto de la administración como de la federación, a disposición de las mujeres víctimas de violencia de género.

García ha precisado que en la provincia de Badajoz hay 14 mancomunidades integrales, que aglutinan a 132 municipios con menos de 3.000 residentes y un total de 150.381 habitantes; mientras que en la provincia de Cáceres hay 16 mancomunidades, con 205 localidades de este tipo y un total de 153.027 habitantes.

El proyecto se realizará con fondos del Pacto de Estado, por el que Extremadura recibe 4,6 millones de euros y cuya correcta ejecución es una «prioridad absoluta» para la Junta al ser «un instrumento con verdadera vocación transformadora de la sociedad».

Del total de los fondos, un 50% son gestionados por el Instituto de la Mujer de Extremadura (IMEX) para ayudas directas a las víctimas de violencia de género, con «un refuerzo del personal» para «una mayor agilidad» en la tramitación de dichas ayudas.

Con el otro 50 % se quiere dar un impulso a proyectos en este ámbito promovidos desde «la potente red» de organizaciones feministas y de mujeres, como Fademur, que vienen «también trabajando y trasformando la realidad» de la comunidad, «desde abajo a arriba».

SE FORMA A LOS EDILES DE IGUALDAD PARA QUE «ESTÉN MEJOR PREPARADOS Y QUE CUANDO SE PRESENTE UN CASO DE VIOLENCIA DE GÉNERO TENGAN CLARO A QUÉ RECURSO ACUDIR»

«De nada sirve la ley igualdad, que tiene diez años, el Instituto de la Mujer, que tiene 20 años, o una Consejería de Igualdad por primera vez en la estructura de la Junta» sin su colaboración, ha remarcado la consejera, para quien «todos los avances legislativos y en políticas públicas» logrados a lo largo de los últimos años «han sido siempre al calor del trabajo de las organizaciones feministas».

También ha valorado el proyecto de Fademur por cuanto interviene con «el primer escalón de gobernanza», el más cercano a los ciudadanos.

Y ha destacado que se forme a los ediles de igualdad, no porque no tengan conciencia de género, sino con el fin de que «estén mejor preparados y que cuando se presente un caso de violencia de género tengan claro a qué recurso acudir» y encontrar una «salida» al «horror» que sufre esa mujer.

Las Oficinas de Igualdad, ha continuado, normalmente se encuentran en las «cabeceras de comarca» y los pequeños municipios lo que tienen son los Servicios Sociales de Atención Básica, de ahí la necesidad de formar a los gestores públicos de los ayuntamientos.

La titular de Igualdad ha manifestado además que «no hay un caso de violencia de género igual que otro», una lacra que no entiende de nivel académico, poder adquisitivo o lugar de residencia, para subrayar después la dificultad añadida que supone cuando se produce en el medio rural por la pérdida de anonimato.

Gil Rosiña, que esta tarde inaugurará la jornada virtual «Periodismo para la igualdad. Informar con perspectiva de género», organizada por la Asociación de la Prensa de Mérida, también ha ensalzado el papel de los medios de comunicación como instrumentos de sensibilización.

A la «falta de anonimato» en el medio rural, «fuertemente masculinizado», se ha referido igualmente Catalina García, quien ha incidido en que muchas víctimas que viven en los pueblos se encuentran en una situación «muy complicada».

En las localidades pequeñas los servicios son «mancomunados», de manera que, por ejemplo, las asistentes sociales a lo mejor solo atienden «algunos días u horas determinadas», y, en esta línea, ha resaltado la formación de los responsables políticos, ya que las mujeres pueden necesitar ayuda en cualquier momento».

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