La Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) se sumará a diferentes acciones que tendrán lugar este miércoles 8 por la celebración del Día Internacional de la Mujer, como el parón a las 12 horas en los puestos de trabajo y llevar una vestimenta de color negro. Fademur ha pedido a la población rural que se sume a estas acciones y reivindique el papel de las mujeres rurales para que «no sean invisibilizadas doblemente: primero por ser mujeres y segundo por vivir en el mundo rural».

Junto a este llamamiento, la presidenta de Fademur, Teresa López, ha explicado la especial situación de vulnerabilidad de los cerca de siete millones de mujeres que viven en el entorno rural en España: «a la brecha salarial que sufren por ser mujeres, se añade la particular problemática para encontrar trabajo en los pueblos». Para Fademur, este problema laboral tiene su repercusión en dos facetas: la violencia machista y el despoblamiento rural. López ha concluido que la mejor manera de combatir estas dos problemáticas es a través del empoderamiento de las mujeres rurales y su independencia económica. Por eso, Fademur ha pedido un apoyo «real» al cooperativismo y emprendeduría de las mujeres rurales.

Otras herramientas de combate: pacto de estado, titularidad compartida y jubilaciones

«Una mujer dependiente económicamente lo tiene más difícil en el mundo rural a la hora de sufrir un caso de violencia», ha reflexionado López. Y señala que «hay que tener en cuenta que en una sociedad reducida, como en un pueblo, los apoyos que tiene son entre muy escasos y nulos».

Por todo ello, además del fomento de cooperativas de mujeres y emprendedoras rurales, Fademur ha exigido un Pacto de Estado contra la Violencia de Género que contemple específicamente las singularidades del mundo rural para sea realmente efectivo. Éste deberá implicar a todas las administraciones, a todas las víctimas, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, incluir un plan de protección y reparación para los/as menores víctimas de violencia, mejorar el trabajo de los Juzgados especializados,y acompañar todo ello de una imprescindible mayor dotación presupuestaria.

Por otra parte, Fademur ha señalado que el 90% de los municipios de España están en el medio rural y en él residen el 20,23% de la población femenina y el 21,57% de la población masculina de nuestro Estado. Estas cifras «están a la baja», ha advertido Fademur y ha explicado que el origen del «preocupante» despoblamiento rural está causado, principalmente, por la falta de oportunidades para las mujeres.

López ha indicado que las trabas específicas que impiden a las mujeres desarrollarse en el medio rural son: la masculinización de la actividad agraria y pesquera, la invisibilización del trabajo de las mujeres rurales en ciertos sectores, su escasa representatividad en la toma de decisiones y los puestos de responsabilidad en el medio rural, sus dificultades para acceder a servicios y a las nuevas tecnologías.

López ha afirmado que estas son las razones que añaden muchas dificultades para que las mujeres vivan en el medio rural y les impulsa a abandonar los pueblos». Las consecuencias de este abandono, sin embargo, son para toda la sociedad: se pone en peligro la producción de alimentos, la vertebración del territorio queda en entredicho y el cuidado del medio ambiente se ve perjudicado considerablemente.

«La Administración nunca ha creído en la titularidad compartida»

La brecha entre hombres y mujeres no es sólo en materia de oportunidades laborales, según el informe «Igualdad entre mujeres y hombres en la Unión Europea en 2014-2015», del eurodiputado Ernest Urtasun, la brecha también está presente en materia de pensiones. En España, la diferencia del acceso a las pensiones entre hombres y mujeres es de 26 puntos porcentuales, en comparación a la brecha media europea que es del 6,2. «Y es que, en muchas ocasiones, el trabajo de la mujer es invisible», dicen en Fademur, y apuntan que el ejemplo paradigmático de invisibilización del trabajo de las mujeres rurales se encuentra en las explotaciones agrarias, «donde muchas veces trabajan los dos miembros de la pareja pero sólo figura uno como titular».

A pesar de que hace años se publicó la Ley de Titularidad Compartida, que «por primera vez reconoce el trabajo invisible de las mujeres rurales y les otorga el 50% de los derechos de la explotación familiar», a día de hoy son «poquísimas» las explotaciones que tienen cotitulares. La organización progresista señala que «esto se debe a que la Administración nunca ha creído en ella». López ha manifestado que esta ley «fue un papel sin ningún recurso detrás para desarrollarla, por lo que se quedó en el cajón».

Por ello, Fademur ha exigido a las administraciones, «una vez más», una apuesta decidida para «sacar a la luz el trabajo sin derechos de las mujeres rurales». La organización espera que los gobiernos pongan en marcha incentivos para que las mujeres accedan a la titularidad compartida, realicen campañas informativas para que se conozcan los beneficios de acceder a esta ley y, sobre todo, faciliten los trámites para solicitar la titularidad compartida.

En último lugar, Teresa López ha pedido «a todas las Administraciones que se incluyan programas específicos de mujeres en el desarrollo de los Planes de Desarrollo Rural», ya que no se ha incluido ninguna medida específica dirigida a las mujeres. Asimismo, ha demandado que se promueva la presencia y representación paritaria de las mujeres en el ámbito económico, sindical, en la participación política y la toma de decisiones, en la dirección de empresas, las cooperativas y los consejos de administración. La no presencia de las mujeres en estos ámbitos, como causa que es de despoblamiento rural, «hay que combatirla con la integración igualitaria de las mujeres en la sociedad», ha concluido López.

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