Enrique Mateos, profesor de Ecología de la Universidad de Sevilla, ha propuesto el uso de plantas halófitas -«amantes de la sal»-, tolerantes por sus mecanismos a condiciones limitantes como la alta salinidad, para sustituir a cultivos menos resistentes frente a factores como la sequía.

En su proyecto, ‘Las halófitas y sus relaciones rizosféricas; herramientas para la adaptación de la agricultura tradicional al cambio climático’, Mateos ha revelado a Efe que el objetivo es «utilizar algunas de las 2.500 especies de halofitas cultivables, una vez estudiado su mecanismo ecofisiólogo de acción».

Algunas sirven para su consumo, obtención de pienso, obtención de fibras, materiales de construcción

Estas plantas «multifuncionales», tal y como ha informado, «han sido descritas como fuente de alimento, de aplicaciones biotecnológicas y farmacológicas», y cuyas características biológicas les permiten vivir en ambientes altamente estresantes manteniendo su producción.

De hecho, ha subrayado que ya se han observado que algunas de ellas «sirven para fines de tal trascendencia como consumo, obtención de pienso, obtención de fibras, materiales de construcción e incluso elementos utilizados industrialmente».

El proyecto -codirigido por la catedrática en Ecología por la Universidad de Sevilla, Susana Redondo- también está estudiando las bacterias que están asociadas a estas plantas «puesto que es la presencia de éstas en ellas las que la hacen altamente tolerantes», según ha explicado el ecólogo.

Asimismo, ha añadido que a la par se está estudiando «la relación planta-microorganismo con el fin de conocer consorcios que podamos más tarde probar en cultivos que sean sensibles» a factores derivados del cambio climático.

Una probatura que, precisamente, ha revelado que «ya se ha realizado en cultivos de especies sensibles a la salinidad, como ocurre con el arroz», y para los que «parece ser que estas especies mejoran el rendimiento».

Este proyecto, financiado por el Ministerio de Industria, Economía y Competitividad (Mineco) y englobado dentro del marco ‘Retos para la sociedad’ a nivel nacional, está siendo desarrollado como vía para la búsqueda de medidas alternativas que palien las incipientes consecuencias provocadas por el cambio climático en España y garantizar las futuras demandas de recursos.

Unos efectos que principalmente han asolado y asolarán al punto más sureño del continente europeo, España, y, concretamente, a Andalucía, la cual es considerada una región crítica puesto que se ha visto tremendamente afectada y es altamente dependiente de la agricultura, de la que la mayor parte se abastece del regadío.

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