Los agricultores y los ganaderos españoles cumplieron con trabajo y talento a lo largo de los peores años de la historia reciente: 2020 y 2021.  Cumplieron con trabajo, porque dispararon las producciones y cumplieron con talento, porque también aumentó el valor de las mismas. Y lo hicieron con todas las dificultades que entraña trabajar en plena pandemia. Se merecieron sin duda el carácter de “esenciales” que le atribuyó toda la sociedad y todas las instituciones.

Los resultados de todo ese esfuerzo durante este año de la pandemia salen ahora a la luz: el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación acaba de hacer públicas las cifras agrarias del 2021 y son espectaculares: máximos históricos en el valor de la rama agraria, 55.843 millones de euros, un 6,7% más que en 2020. E idénticos comportamientos en las producciones agrícolas y ganaderas que también rompen los techos de la historia al encaramarse hasta 33.153 y 20.901 millones de euros respectivamente.

A ESTAS CRISIS SE COMENZARÁ A PEDIR SOLUCIONES ENÉRGICAS EN LA CALLE A PARTIR DEL PRÓXIMO MES DE ENERO

Sin embargo, a la hora de valorar el dinero que llega al bolsillo del agricultor y del ganadero, las cifras son planas o incluso negativas: la renta agraria, solo crece un 0,1 por ciento, o sea, no crece. Se estanca. Y si lo analizamos por unidad de trabajo: “La renta agraria en términos corrientes por Unidad de Trabajo Anual (UTA) ha disminuido un 4,6%, hasta alcanzar los 34.437 euros, al incrementarse en un 5% el volumen de trabajo en la agricultura expresado en UTAs”, dice el MAPA”

La memoria es frágil. El eco de los vítores a los campesinos en la pandemia por su labor deviene en el rugido de las manifestaciones. Cerrarán granjas porque los ganaderos pierden dinero al producir leche. Y sucederá lo mismo con otros muchos cultivos y producciones ganaderas. A estas crisis se comenzará a pedir soluciones enérgicas en la calle a partir del próximo mes de enero por parte de todas las organizaciones agrarias nacionales representatitvas, en unidad de acción.

Para Lorenzo Rivera, coordinador de COAG, “los datos referidos al incremento del precio de los insumos no son del todo fiables porque los mayores desequilibrios se han producido a finales del tercer trimestre y principios del cuarto. O sea, pueden ser más elevados todavía.  Aun así, la cuestión es qué hubiera pasado en un año de menor producción y menores precios percibidos como ha ocurrido por ejemplo en los cereales. Hubiera sido una auténtica ruina”.

Lorenzo Rivera cuestiona también las cifras sobre la renta agraria aportadas por el Ministerio de Agricultura porque deberían contemplar “el endeudamiento de las explotaciones que están soportando préstamos todavía vivos, sobre todo en los que hubieron de ser adquiridos para afrontar la sequía, los insumos o renovación de maquinarias”. Concluye Rivera añadiendo que, de la misma manera que aparecen las cuentas del campo con total nitidez, deberemos conocer también la cuenta de resultados de las industrias agro transformadoras y de la gran distribución durante la pandemia. De hecho, la renta agraria sube solo un 0,1 por ciento lastrada por los costes de producción que se suben un 13 por ciento. Cantidad que ha quedado ya antigua por lo expuesto y porque su ascenso va en cohete espacial.

Por otra parte, los datos del Mapa constatan un crecimiento de la producción vegetal “que ha aumentado un 9,1% en valor, y alcanza la cifra máxima de toda la serie histórica con 33.153 millones de euros, debido al buen comportamiento de los precios percibidos por los agricultores (un incremento del 10,6%)”. Sigue el MAPA: “Los cereales han tenido un notable efecto positivo, con un incremento del 29,1%, debido a la coyuntura de precios internacionales”.

Por su parte, “la producción animal alcanza su valor récord, 20.901 millones de euros, debido al incremento tanto de las cantidades producidas como de los precios. Destacan los ganados bovino (+10,2%) y ovino y caprino (+15,5%), con aumentos tanto de cantidad como de precio”, señala el informe del Ministerio.

Por último, en relación a los insumos el análisis del MAPA ya recoge los desequilibrios crecientes en las materias primas. Sostiene: “los consumos intermedios registran una notable subida (+13%), y alcanzan también una cifra récord de 26.875 millones de euros, con incremento tanto en cantidad como especialmente en precios. Este aumento viene determinado fundamentalmente por los piensos (+16,1%), que suponen más de la mitad del valor de los consumos intermedios y están inmersos en una coyuntura elevada de precios. A ello se unen los incrementos de valor de la energía y los lubricantes (+34,6%) y de los fertilizantes (+11,9%). Pero según un informe de COAG difundido en otoño, estos costes se han duplicado en muchos casos.

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