El presidente de Cooperativas Agro-alimentarias de España, Ángel Villafranca, defiende el camino del diálogo para buscar soluciones en este nuevo curso, que comienza con las «alarmas encendidas» por el incremento de los costes energéticos y un otoño para dialogar en el que hay que definir la Ley de la cadena y la nueva PAC.

Septiembre es época de cosecha y de vendimia, y ahora, «hay cuestiones que preocupan y que afectan a todos los sectores», como la importante subida de los costes energéticos, el encarecimiento generalizado del transporte internacional, la gestión de los seguros agrarios o los futuros ecoesquemas.

«No hay una fórmula mágica para solucionar los temas, y se presentan un otoño y un invierno intensos para trabajar y dialogar», ha asegurado a Efeagro Villafranca, quien desecha la vía de la presión y las movilizaciones para resolver los problemas del campo, aunque «respeta» que otras asociaciones opten por ella.

«El aumento del coste de la tarifa eléctrica, el gas y el combustible nos está preocupando mucho a las cooperativas», al igual que «el encarecimiento del transporte y de los fletes internacionales a través de contenedores», ya que la actividad agrícola y ganadera es netamente exportadora «y no siempre se pueden repercutir los costes» en un mercado globalizado.

SEGUROS AGRARIOS: PREOCUPA QUE SE «ROMPA SU ESQUEMA SI EN CIERTAS CIRCUNSTANCIAS SE BAJAN COBERTURAS Y SE SUBEN PRIMAS»

El presidente de Cooperativas también pone el acento en los «continuos fenómenos meteorológicos adversos», como las temperaturas de 45 grados que afectaron a muchos cultivos y a la ganadería en agosto o las inundaciones y granizadas, «que hacen que una vez más miremos a los seguros agrarios como una herramienta que ha de ser ágil y sencilla».

«Una herramienta histórica, que no tienen otros países, -añade- y que no está hecha para generar riqueza a las compañías de seguros, si no para proteger en situaciones climatológicas que a veces son dramáticas» y de la que preocupa que se «rompa su esquema si en ciertas circunstancias se bajan coberturas y se suben primas».

Villafranca también recomienda «sentarse» este curso para buscar soluciones ante el «importante debate del agua», en un año en el que la sequía ha incidido en la agricultura del sur y se han producido episodios como el del Mar Menor.

«Lo que demandamos como cooperativas y gente pegada a la tierra son soluciones, nos da igual quién gobierne y dónde», «porque sin agua no hay agricultura ni ganadería, ni posibilidad de riqueza para que haya asentamiento en los pueblos», sentencia.

A su juicio, sería recomendable «un consenso a nivel estatal» en materia hidrológica.

Sobre la Ley de la cadena alimentaria, ahora en el Congreso, confía en que, con su redacción final, tras incorporar alguna de las enmiendas presentadas, revierta que los precios de los alimentos se sigan construyendo «de arriba a abajo».

«La realidad es que quien marca los precios es la gran cadena de distribución, que obtiene beneficios equivalentes a la facturación del sector primario»; «hay que hacer una reflexión» y conseguir que todos los eslabones de la cadena alimentaria «sean sostenibles», resalta.

DEFIENDE UNOS ECOESQUEMAS «FÁCILES DE APLICAR Y ADAPTADOS A LA REALIDAD CLIMATOLÓGICA Y AGRÍCOLA DE ESPAÑA Y NO IMPORTADOS DE OTROS LUGARES»

El desarrollo del preacuerdo alcanzado antes de agosto sobre el Plan Estratégico de España para la futura Política Agrícola Común (PAC) es otro «tema importante» de la agenda agrícola que hay que resolver antes de que finalice el año, or lo que aboga por aprovechar este otoño para dialogar.

«Falta ponerle toda la letra pequeña, todo el desarrollo, y ver cómo quedan los ecoesquemas«, que condicionarán las ayudas directas del primer pilar de la PAC a objetivos medioambientales y climáticos.

Las cooperativas, según Villafranca, apuestan por unos ecoesquemas «fáciles de aplicar y adaptados a la realidad climatológica y agrícola de España», y en ningún caso «importados de otros lugares».

Además, abogan por que sus «socios puedan hacer ecoesquemas de forma común, ya que se obtendrían mejores resultados y serían más asequibles».

Sobre la nueva PAC, opina que «tiene que servir para hacer una agricultura y una ganadería competitiva que sea sostenible y social».

«No podemos tener una PAC que solo mire al medio ambiente, que piense en verde y no en la economía y en los recursos que tienen los agricultores y ganaderos», comenta.

«Tiene que permitir que la gente pueda seguir viviendo en el territorio» y que la actividad «tenga futuro» para la incorporación de jóvenes y de más mujeres y hombres. Y para lograr eso hay un otoño para dialogar.

(Texto: Angélica Quintana / Efeagro)

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