El director general de Acesur -dueña de las marcas de aceite de oliva Coosur y La Española-, Gonzalo Guillén Benjumea, vincula el aumento de la producción y la bajada de precios al «efecto llamada» registrado en el campo para plantar olivar, lo que en su opinión obliga a exportar todavía más.

En una entrevista con Efeagro, Guillén Benjumea reconoce que para 2019 la facturación de la firma rondará los 600 millones de euros, por debajo de los cerca de 650 con los que cerró 2018, debido precisamente a unos precios que evolucionan a la baja.

«Ha habido un efecto llamada en el campo por los precios históricamente altos que se han cobrado en los últimos años, por encima de los 3-4 euros por kilo, y eso provocó que el agricultor tuviera una rentabilidad brutal (…) y se han disparado las plantaciones hasta tener una producción enorme», explica.

El aumento de la producción hará que «en un horizonte no muy lejano se pase de tres a cuatro o cinco millones de toneladas» de aceite en términos mundiales para vender, mientras que en los países mediterráneos el consumo evoluciona a la baja.

Por este motivo, se necesita apostar con más fuerza por la exportación: Acesur ya vende casi la mitad de su producción fuera y su meta es que lleguen a suponer el 66% de sus ventas.

«No es fácil subir el consumo de aceite en otros países porque tiene un componente muy cultural y competimos con otras grasas», advierte.

Sobre los bajos precios en origen, considera que el fenómeno está relacionado con la existencia de mayor oferta que demanda

Estados Unidos es un mercado interesante para la empresa, porque Acesur está aún «lejos de lo que le corresponde», mientras que en España es la líder del mercado en aceite de oliva envasado.

«Es bueno que se plante olivar fuera del arco mediterráneo, porque al final exige unas condiciones muy específicas que apenas se cumplen en áreas muy limitadas, por lo que aunque otros países cultiven al final van a tirar de España. Y que se plante ayuda a que el producto gane notoriedad», defiende.

Sobre las críticas de los agricultores a los bajos precios en origen que cobran actualmente, el directivo de Acesur considera que el fenómeno está relacionado con la existencia de mayor oferta que demanda, y recuerda que es por este motivo por el que auguran una ligera caída de sus ingresos -cerca de un 7-8%- para 2019.

«Estamos compensando el menor valor del aceite de oliva que vendemos en España con exportación, cuando vas fuera el precio de la materia prima no es tan importante», afirma.

En el ámbito nacional, el consumo de aceite de oliva está marcado por el elevado peso de la marca blanca, con un 60 % de las ventas.

Acesur, de hecho, también trabaja para enseñas de cadenas de supermercados, entre ellas Mercadona, en cuyos lineales ha entrado recientemente como proveedor.

«Producir para marca blanca nos ayuda a mejorar nuestra economía de escala», razona Guillén Benjumea, quien incide en la fuerte apuesta de la empresa por el virgen y el virgen extra, categorías que están creciendo en ventas en España.

Por otra parte, carga duramente contra el sistema de cata, que califica de «aberración», y recuerda que es el único alimento que se somete a este test para definir la categoría que pertenece.

A su juicio, se está creando un efecto perverso ya que parece que es mejor el panel «cuanto más defectos encuentra y más estricto es». «Hay que vigilar bien la trazabilidad, la calidad, pero no el sabor (…). Además, hay mucha variabilidad entre los resultados de los paneles de cata oficiales», agrega.

«O paramos este sistema o cundirá la idea de que hay fraude en el sector cuando no es verdad, la calidad de nuestros aceites ha mejorado muchísimo en los últimos años. Estamos trabajando con la Interprofesional, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y el Consejo Oleícola Internacional… Todo el mundo es consciente de que esto hay que arreglarlo pero nadie quiere dar el primer paso, zanja.

(Foto principal: Diario de Sevilla)

×