Domiciano Pastor / Agricultor y miembro del Consejo Económico y Social de España.

 Nos están pasando muchas cosas en las últimas semanas y algunas son sumamente desgraciadas como la pérdida de vidas humanas. Desde aquí quiero trasladar mi abrazo más solidario y cariñoso a todos los que han perdido algún familiar.

En este contexto generalizado de noticias duras, quiero trasladar un mensaje en positivo. Estas semanas han aflorado muchas cosas buenas en este gran país. Porque sí. Tenemos un gran país, sin duda alguna.

Es para resaltar y enmarcar la responsabilidad de los ciudadanos con el obligado confinamiento y las repetidas muestras de solidaridad que estamos pudiendo comprobar a diario.

Es encomiable la actitud responsable de una amplísima mayoría de la población y todos los adjetivos que podamos expresar son pocos. Una mención muy especial se merece todo el sistema sanitario público de nuestro país. Y aquí no quiero dejar fuera a nadie. TODO son TODOS. Y no me sale otra expresión más directa y sentida que la de gracias, muchas gracias.

Es esencial agradecer la labor de todos los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y del Ejército, que han sabido dar una respuesta acorde a una crisis tan grave como ésta. Ha sido ejemplar, modélica y fundamental su actuación colaborando en todo y para todo.

Y también es necesario resaltar a tantas personas y colectivos que casi de forma anónima están ayudando a salir adelante a otras personas de la forma más altruista, entrañable y solidaria. Somos un gran país, y lo hemos vuelto a demostrar.

Pero dentro de este contexto de agradecimientos y de expresión de orgullo bien alto y claro de lo que estamos haciendo, del ejemplo que estamos dando, y por lo que me toca a mí, querría hacer mención a quienes hacen una labor tan trascendental como es, ni más ni menos, producir alimentos para toda la ciudadanía.

Quiero ponerlo en valor. Y quiero hacerlo porque es un sector muy poco valorado a nivel de los distintos gobiernos e incluso a nivel social, y lo hago en unos momentos en los que ellos se han convertido en imprescindibles. Porque yo me pregunto. ¿Nos hemos parado a pensar un instante qué hubiese ocurrido si al gran problema sanitario que sufrimos nos hubiésemos encontrado las tiendas y los supermercados desabastecidos de alimentos? ¡ No quiero ni imaginármelo !.

Por lo tanto, es el momento de reconocer el valor y la importancia que siempre han tenido los agricultores y ganaderos de este país.

La tan manida globalización nos ha recordado en numerosas ocasiones que no éramos necesarios, pues ya se traerían alimentos de otros países. La situación actual nos ha hecho ver lo falso de discursos como estos, tan absurdos y huecos, y nos han aportado luz para convencer a los más escépticos sobre la necesidad imperiosa de ser autosuficientes a nivel nacional y europeo en la producción de alimentos.

Por ello, la UE  y nuestros gobiernos tienen que aplicar políticas de apoyo a los agricultores y ganaderos para tener garantizada una alimentación suficiente y de calidad a lo largo de todo el año, y muy especialmente en momentos críticos como los actuales. La situación actual ha dejado en mal lugar y ha desautorizado a quienes no sabían decir otra cosa más que el mercado lo soluciona todo. Pues bien, esos profetas han vuelto a errar, y ha quedado demostrado que en situaciones de crisis es necesario, prioritario e imprescindible el apoyo público.

Hace unos meses celebramos en este país la gran cumbre del clima. Todos fuimos testigos a través de los medios de comunicación que una buena retahíla de expertos argumentaban que la agricultura y ganadería eran una de las fuentes más importantes de contaminación. Ha pasado poco tiempo para poner en evidencia esa falsedad y a quienes torticeramente utilizaron patraña tan grande.

Con estos argumentos se hace un gran daño a todo un sector y a las personas que nos dedicamos a él con tanta dedicación, ilusión, entusiasmo, profesionalidad…

Sirva como aclaración un dicho muy antiguo que dice que a la tierra no se la puede engañar. Si la tratas bien, te trata bien…y nosotros, los agricultores, la tratamos bien porque vivimos de ella.

Y sobre lo anterior, traslado una pregunta. ¿Habéis visto cómo están las grandes ciudades en estos momentos? ¿Tienen contaminación? Están limpias. Muy limpias. Pues que quede claro. En todo este periodo de tiempo los agricultores hemos estado trabajando con nuestros tractores y maquinaria como siempre lo hemos hecho. Y las vacas han seguido emitiendo esos gases que tanto denostaban algunos creadores de opinión. Así pues, ¿no serían otros quienes estaban contaminando mientras era más cómodo y rentable utilizar como cabeza de turco a los agricultores y ganaderos?.

Estas reflexiones me sirven para recordar que va siendo momento de poner en valor este país que hemos hecho entre todos y donde una vez más estamos demostrando lo solidarios que somos. Entre todos saldremos adelante. Quiero expresar nuevamente muy alto y muy claro  mi agradecimiento a todas las personas de la sanidad. ¡¡¡Gracias!!!. Desde el especialista médico a los profesionales de los  servicios de limpieza, que ahora parece que nos estamos enterando de lo importantes que son.

Gracias a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que velan por lo público. A los transportistas. A los empleados de supermercados y tiendas de alimentación…y a tantos y tantos que estáis haciendo que esta pesadilla sea más fácil de llevar. Y por supuesto. Permítanme dedicar una atención a los agricultores y ganaderos. Su trabajo. Su esfuerzo. Su dedicación. Es encomiable lo que hacen. Personas anónimas que con su trabajo producen alimentos para la sociedad.

Ánimo y apoyo a todos los que hayan perdido algún ser querido. Ánimo a todos los afectados por esta pandemia. Ánimo a todos los ciudadanos porque de esta vamos a salir. ¡Somos un gran pueblo y un gran país. Y lo vamos a conseguir entre todos!

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