Ramon Lletjós
Conmemoramos el Día Mundial del agua, una fecha para reivindicar la importancia que tiene este recurso natural que es imprescindible para la vida y que hay que preservar. El agua nos une a todas y a todos, y es nuestra razón de ser como Asociación Catalana de Comunidades de Regantes (ACATCOR). Es por eso que es fundamental aprovechar esta fecha, y también el resto de días del año, para mentalizar de la importancia que tiene el regadío en nuestra sociedad y ser conscientes de cómo implica a todas a todos, puesto que de su buena gestión depende el futuro de nuestro territorio y el bienestar de la población en los próximos años.
Desgraciadamente, todavía continúan existiendo voces en contra de la transformación del secano al regadío, y que culpabilizan la agricultura de la escasez de agua. Unas afirmaciones que se hacen sin ningún tipo de conocimiento sobre qué es y qué representa el regadío para la sociedad, y que a menudo se efectúan a partir de criterios idealistas, y no pragmáticos ni documentados. Y ahora es el momento de hacer pedagogía sobre la valorización del regadío a la sociedad, puesto que los y las regantes no solo somos consumidores de agua, sino también responsables de la producción de alimentos para abastecer a nuestra sociedad de productos de proximidad y calidad.
El regadío es riqueza, progreso y futuro
Para que esto sea posible, hay que mirar al sector agrario con otros ojos: no podemos analizar el beneficio social del consumo de agua en la agricultura solo desde un punto de vista económico y productivo, sino que también hay que tener presente el impacto social y territorial que tiene el regadío en la zona en la que se implanta. El regadío es riqueza, progreso y futuro. Así mismo, es necesario que la sociedad entienda que en cada acción que lleva a cabo y en cada producto que consume, hay implícito un consumo de agua, así que es tarea de todos ser más eficientes y sostenibles.
En el caso del regadío, la modernización tiene un papel muy destacado a la hora de garantizar esta eficiencia, y, en este sentido, las administraciones se tienen que implicar, porque se trata de una cuestión de país. Es fundamental que todo el mundo tenga claro que los regadíos son un patrimonio de la sociedad, que nos implican a todas y a todos, al mismo tiempo que son la base para el desarrollo económico del sector agrario en general y del catalán en particular.
El regadío se tiene que poner en valor no solo por lo que representa nuestra producción de alimentos, sino también como un factor que reduce el riesgo de pérdidas de cosechas a causa de la escasez de precipitaciones y su gran variabilidad. Por lo tanto, el regadío también va asociado a la seguridad alimentaria, y es uno de los responsables más directos del abastecimiento de alimentos a escala mundial. Igualmente, el regadío fija a la población en el territorio, facilita el desarrollo económico del área donde se implanta, posibilita a la industria agroalimentaria poder disponer de materias primas de proximidad, con la consiguiente reducción de los costes de transporte y de emisiones de CO₂, de forma que también contribuye a mitigar los efectos del cambio climático. En definitiva, el regadío nos implica a todas y a todos, tanto a la población rural como a la urbana.
En ACATCOR tenemos un firme compromiso con las más de 80 comunidades de regantes que representamos, un 70% de las actualmente activas en Cataluña, que alcanzan 200.000 hectáreas de regadío, tres cuartas partes del total existente. A través de nuestro Plan Estratégico 2020/2030, nos esforzaremos para reivindicar el valor del regadío ante la sociedad, con acciones de divulgación que sirvan para poner de manifiesto que es gracias al regadío que la población puede disponer de alimentos sanos, seguros, saludables, sostenibles y de kilómetro cero.
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