Los productores del sector del caracol han perdido el 60% de las ventas tras más de un año de pandemia, ya que el 90% de su comercialización se centra en el canal de la restauración y la hostelería.

En une entrevista con Efeagro, el presidente de la Organización Interprofesional del Caracol de Crianza (Interhélix), José Antonio Marcelo, asegura que el sector caracolero mira ahora el futuro con cierto optimismo, conforme avanza la vacunación y con la apertura creciente de los establecimientos hosteleros.

La pandemia les ha hecho ver la «gran vulnerabilidad» que tienen respecto del canal Horeca, admite.

Esa es la razón por la que este período de pandemia ha sido «muy complejo», con producción sobrante por el cierre de la hostelería, y cree que «costará normalizar» su funcionamiento.

El exceso de oferta en España se produjo porque se conservó caracol (aunque eso puede hacerse «3-4 meses») y a ello se unió la llegada de ejemplares importados cuando «no se vendía nada».

Con esta situación, ve necesarias las ayudas para la conservación, «soportar» esta situación o afrontar las pérdidas por caracoles muertos en los criaderos sin salir al mercado.

Se queja del escaso apoyo recibido por las administraciones, de las que obtuvieron principalmente «muy buenas palabras».

La experiencia vivida ha sido «dura» y «ha puesto en evidencia la necesidad» de avanzar en productos «innovadores», y por ello están incluidos en grupos operativos, según remarca.

Al granjero, indica, «hay que implicarlo» en proyectos de innovación para desarrollarlo en sus explotaciones, pues hay margen para innovar, por ejemplo, en la búsqueda de productos más saludables.

De hecho, señala que hay «todo por hacer», porque el sector es «relativamente joven» y «hace 30 años que nació» en España.

A pesar de ello, son pioneros en áreas de la genética o la nutrición del caracol para mejorar el producto.

A su juicio, es en la restauración «media-alta» donde el caracol tiene que «posicionarse» porque el consumidor está dispuesto a pagar «más por un alimento diferente», que no puede entrar a competir en precio con los importados desde terceros países.

«Si hacemos lo mismo que todo el mundo, nos vamos a un nicho de competitividad por precios, y hay que ir a competitividad por calidad. Ahí, es necesario buscar un caracol más saludable u organolépticamente mejorado y para todo esto hace falta innovación», resume.

SE APLAUDE LA CREACIÓN DE UNA INTERPROFESIONAL, PERO CREEN QUE DEBERÍAN SERVIR PARA «ALGO MÁS QUE UNA EXTENSIÓN DE NORMA»

Una de esas innovaciones son los caracoles probióticos, desarrollados a partir del descubrimiento hace «muchos años» de una cepa de lactobacillus propia del caracol, que se puede usar para conseguir animales más saludables con una menor necesidad de tratamientos veterinarios.

En cuanto a nichos de mercado por profundizar, está la penetración en los hogares, en los que Marcelo cree que pueden crecer a través de un impulso a los platos preparados que incluyen caracol en sus ingredientes como elemento principal o secundario.

«Hay un camino por recorrer que puede ser muy interesante, y animo a las empresas transformadoras a que lo introduzcan como un ingrediente más», apostilla.

Por otro lado, valora el hecho de que el sector haya sido capaz de crear una Interprofesional, organizaciones que las ve «muy útiles» pero «infrautilizadas».

En su opinión, «no hay una apuesta firme por parte de la Administración» para impulsarlas y defiende que deberían servir para «algo más que una extensión de norma».

De hecho, manifiesta que la Administración «no nos convoca desde hace cinco años», cuando «consideramos que podría haber muchas sinergias entre las interprofesionales

De acuerdo a sus datos,los criadores de caracoles utilizan esta actividad normalmente como una «renta complementaria» a su negocio principal, pero «sí hay gente que vive» del caracol, y aunque es un sector «pequeño» dentro de la producción primaria tiene su «importancia», sobre todo en el «desarrollo rural».

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