El sector del cereal se enfrenta a una de sus campañas más complicadas en años debido a la falta de producción y la subida de los precios de coste. Así lo ha desgranado David Manzanares, responsable de la sectorial de cereales de ASAJA Cuenca, que prevé un volumen de cosecha en la provincia en torno a un 35% menos. Asimsimo, no ha alarmado pero ha advertido de que en función de la cosecha de Francia y Alemania podría haber un desabastecimiento en Europa.

En este sentido, y respecto al peligro de desabastecimiento de cereal por la guerra en Ucrania, Manzanares ha recordado que España sólo produce el 40% del cereal que consume, y que un tercio del total lo importa de la zona en conflicto.

Aunque ha reconocido que es difícil hacer una previsión hasta no conocer los rendimientos de cosecha en Francia o Alemania, sí ha recordado que ya se ha partido de un stock y existencias bajas, por lo que no ha descartado que a partir de otoño puedan darse problemas de abastecimiento, ya que las importaciones de países como Argentina son también complicadas.

RECOMIENDAN VENDER EL CEREAL ALMACENADO CUANTOS ANTES ANTE LA VOLATILIDAD DE LOS MERCADOS

Tras recordar que a nivel nacional se estima una cosecha de 15 millones de toneladas, lo que supone un 20% respecto a la campaña del año pasado, a nivel provincial los datos son mucho más desesperanzadores.

En Cuenca, las pérdidas en volumen de cosecha se manifestarán en torno a un 35% menos que en 2021, obligando a tener que importar un mayor número de cereales en una provincia que depende mucho de la cebada. Gerardo González, miembro de la mesa sectorial de ASAJA Cuenca, ha reconocido que estas pérdidas se traducirán en 85 millones de euros que sufrirán los agricultores, y que «no cubre el seguro».

Así se avecina una campaña en la que el agricultor «sacará para pagar costes, pero no obtendrá beneficios». En ese sentido, González ha recomendado vender lo antes posible el cereal almacenado, ya que con unos precios «tan volátiles» el mejor consejo es vender cuanto antes.

Este menor volumen de la producción tiene su origen en un año climatológico complicado. Manzanares ha recordado como el año comenzó con sequía en sus dos primeros meses, como marzo y abril fueron lluviosos, pero «hemos tenido un mes de mayo, que para los cereales es el mes más importante, que no ha llovido nada y además ha habido unas temperaturas extremas cuando estaban granando los cereales. En abril pensamos que iba a ser una campaña normal, y esta reducción se ha debido a un mes de mayo totalmente anómalo y desastroso para el cereal», se lamentaba.

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