Las limitaciones de movilidad impuestas por la pandemia de la covid-19 han impedido aprovechar las elevadas producciones de hongos comestibles que se han dado en toda España esta primavera, algunas «de récord», como es el caso de los apreciados boletus y las trufas. Por desgracia, la mayor parte de esa ingente cantidad de alimento no se haya podido aprovechar para el consumo salvo en algunos casos ilegales detectados por la Guardia Civil.

Así lo demuestran los datos recogidos por la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid en parcelas de investigación y empresas colaboradoras, según ha informado a Efeagro Juan Andrés Oria de Rueda, director de esta Cátedra que tiene su sede en el campus universitario de Palencia y cuenta con la colaboración de la Diputación provincial.

Según este experto, ya en el mes de febrero empezaron a aparecer grandes cantidades de setas de primavera debido a la elevada humedad y suavidad de las temperaturas, como es el caso del marzuelo (Hygrophorus marzuolus) en robledales, pinares y hayedos de la mitad norte peninsular, o el apreciado gurumelo o cilarca (Amanita ponderosa) en las dehesas andaluzas, extremeñas y leonesas de encinas, alcornoques y robles.

Asimismo ha sido muy destacable la fructificación «masiva» de turmas o criadillas de tierra (Terfezia arenaria y T. claveryi), unas trufas «exquisitas» que han registrado «un récord de aparición y producción» en comarcas de Murcia, Albacete, Palencia, Salamanca, Cáceres, Córdoba o Huelva.

Posteriormente, en marzo, comenzó a brotar el moixernó, mansarón o perretxiko (Tricholoma georgii) en pastizales con espinos de la mitad norte de España, pero también en numerosas áreas del centro y sur de la península.

En el mes de abril aparecieron grandes cantidades de las deliciosas colmenillas (Morchella esculenta, M. conica y M. edulis), unos hongos de elevado precio en el mercado internacional que han brotado con profusión en los montes de pinos, álamos y encinas, en los que existe gestión de hábitats y se han tomado medidas para prevenir incendios forestales, tales como desbroces, quemas prescritas y manejo del ganado extensivo.

«la mayor parte de esa ingente cantidad de alimento no se ha podido aprovechar para el consumo por la pandemia»

Por último, según ha explicado Oria de Rueda, en los meses de mayo y junio están fructificando «con una profusión inusitada» los muy buscados Boletus, especialmente Boletus aestivalis y Boletus aereus en robledales de la mitad occidental de España y Boletus pinicola en los pinares de repoblación en páramos y montañas, sobre todo tras los episodios tormentosos de las últimas semanas.

De hecho, según el experto, se han registrado producciones primaverales récord de estos hongos en cantidades superiores a los 400 kilos por hectárea en pinares albares de investigación, «una cifra récord para primavera», ha incidido Oria de Rueda.

Además ha asegurado que la previsión es que durante el presente mes de junio continúe esta riqueza natural silvestre, aunque ha lamentado que «la mayor parte de esa ingente cantidad de alimento no se haya podido aprovechar para el consumo por las limitaciones de la pandemia» y solo haya servido para dispersar esporas y alimentar a la fauna.

En este sentido ha defendido que estos hongos silvestres comestibles constituyen «un superalimento con propiedades antioxidantes y saludables de gran importancia, que incluyen valor antitumoral, bactericida e incluso antivírico».

«No son la solución a las pandemias pero el consumo sensato de hongos y trufas es algo más que una delicia gastronómica», ha señalado el experto.

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