La ganadería tiene una importancia capital en los agroecosistemas. Bajo esta premisa, el Observatorio de la Biodiversidad Agraria (OBA) de Global Nature cuyo objetivo es monitorear la biodiversidad vinculada al campo para evaluar los impactos de los manejos agrarios en la naturaleza, está incluyendo también la actividad ganadera, para medir cómo cuidar y recuperar la biodiversidad en pastos y veredas. La fundación está especializada en la conservación de la naturaleza.

«Los animales de la ganadería extensiva aportan excrementos que mejoran la fertilidad del suelo y ayudan al secuestro de carbono, desbrozan vegetación evitando riesgo de incendio, limpian cauces y ayudan a restaurar hábitats clave para la biodiversidad. Todo esto se pude conseguir con un adecuado manejo del ganado, con una persona experta en pastoreo y el conocimiento específico sobre el valor ambiental de cada ecosistema», explica la técnica de Global Nature y coordinadora de «Naturaleza Pastoreada» Laura García, que cuenta con el apoyo de la Fundación Biodiversidad.

Esta iniciativa es una de las que ha incluido el OBA como herramienta clave para entender la evolución de la Biodiversidad a través del monitoreo. «Con esta iniciativa queremos poner en valor el papel del pastoreo como instrumento para el mantenimiento de espacios naturales y reforzar así la muy amenazada ganadería extensiva en 9 espacios naturales de toda España», concluye.

Del mismo modo, «Pastoreo Ibérico por la Biodiversidad», que también ejecuta Global Nature, ha incluido metodologías y protocolos del Observatorio de la Biodiversidad Agraria para entender el impacto de un proyecto que apuesta por la ganadería regenerativa y que cuenta con el apoyo de Kering, junto a Conservation International, dentro de su Fondo Regenerativo. En este caso, se apoya a ganaderías caprinas en extensivo para crear un modelo regenerativo a través de toda la cadena de valor, desde el pasto al cuero en toda la península.

ANÁLISIS DE LA SALUD DEL SUELO CON BOLSITAS DE TÉ

Según explican desde Global Nature, estos proyectos han adoptado las metodologías del OBA con un reto muy concreto: medir el impacto en la biodiversidad del ganado extensivo. «Nos planteamos ver cómo en tan grandes superficies, en espacios tan diversos como dehesas, humedales o parameras, podemos medir de manera sencilla lo que la actividad ganadera aporta en ambientes tan diversos», explica Guillermo Ramírez, técnico de Global Nature.

«En definitiva, el Observatorio de la Biodiversidad Agraria ha evolucionado para descifrar el idioma de los espacios ganaderos. Si nos centramos en concreto en el estudio del pasto, lo que permite es reflejar si el ganado está logrando una mejora respecto a una situación inicial, su impacto, por ejemplo, en el control de incendios al reducir el combustible. Para ello, se tienen en cuenta las tasas de consumo y la disminución de la cobertura vegetal del estrato herbáceo, arbustivo y arbóreo, siguiendo las ideas de la metodología de la Red de Áreas Pasto-Cortafuegos de Andalucía (RAPCA)», argumenta Ramírez.

En este camino, desde Global Nature han añadido a las metodologías del OBA nuevos protocolos para comprender mejor la salud del suelo: desde análisis fisicoquímicos de suelo en laboratorio o la metodología de la bolista de té. «Este método consiste en enterrar bolsas de té de peso conocido y recuperarlas al cabo de tres meses. La variación del peso refleja la descomposición microbiana del suelo. A mayor descomposición, mayor actividad de hongos y bacterias, lo que representa una mayor salud del suelo», detalla Ramírez.

Para observar la fauna del suelo, han dado un paso más. «Nos hemos atrevido, y más allá del uso de trampas pitfall, hemos adoptado el método del Índice de Calidad Biológica del Suelo (QBS) de la World Biodiversity Asociation. Consiste en cribar la tierra extraída en varios puntos de las zonas de estudio, y volcarla a una superficie blanca. Los insectos del suelo huyen de la luz y vamos anotando la presencia o ausencia de grupos clave, cada uno con una puntuación basada en la importancia de su función o su sensibilidad ante salud del suelo», añade el técnico de Global Nature.

Además de estas técnicas a pie de campo, Fundación Global Nature monitoreará el estado de la vegetación bajo diferentes regímenes de pastoreo mediante herramientas de teledetección. Ramírez explica que gracias a esta tecnología habrá un seguimiento en remoto de la biomasa (cantidad de pasto) y su estado mediante diferentes «índices de vegetación». El objetivo que persiguen con esta técnica es combinar técnicas en remoto y en campo para poder «entender cómo el pastoreo está mejorando la salud de los espacios naturales dónde se encuentra».

LA IMPORTANCIA DEL ESCARABAJO PELOTERO

En la búsqueda constante de entender cómo medir la biodiversidad en diversos ecosistemas y su impacto dependiendo de las prácticas agrarias que se desarrollan, desde Global Nature puntualizan que tienen en el foco a un grupo de insectos fundamentales en los sistemas ganaderos: los coprófagos, como el escarabajo pelotero.

«Estos animales dependen del aporte de excrementos frescos, y a su vez, algunos tratamientos antiparasitarios del ganado que ingieren a través de ellos les resultan tóxicos. Para medir su importante actividad, preparamos bolas de excremento, y comparamos la pérdida de peso de materia seca antes y después. Así, hemos comprobado el pobre estado de estos insectos en la mayoría de las zonas donde hemos salido a campo», concluye Guillermo Ramírez.

Para Fundación Global Nature, el desafío de medir esta biodiversidad, un reto complejo y costoso, es una carrera de fondo en el que hay que contar «con metodologías robustas, replicables y verificables».

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