Con respecto a la uva moscatel de grano menudo, el viceconsejero ha dicho que "la recuperación de esta variedad y la selección que se busca puede proporcionar a los vinos madrileños una exclusividad y tipicidad que les dé un valor añadido singular que permita mejorar su calidad en el mercado".
Según Ruiz Escudero, esto conllevaría además "un incremento de la demanda y las ventas, repercutiendo directamente en la creación de empleo".
El viceconsejero asistió a una cata de estos vinos producidos a partir de las diferentes cepas madrileñas, algunas centenarias, concretamente cuatro clones seleccionados equilibrados para blancos jóvenes muy aromáticos y frutales, tres de ellos procedentes de San Martín de Valdeiglesias y uno de Colmenar de Oreja.
"Hasta el momento se han investigado los vinos producidos por los 22 clones obtenidos por el IMIDRA y las diferencias de cada clon en su cultivo, rendimiento, resistencia a enfermedades y a las heladas y finalmente, las características aromáticas que ofrece cada uno, que se facilitarán a los bodegueros y viticultores madrileños para mejorar sus vinos y resultados", subrayó Ruiz Escudero.
La uva moscatel de grano menudo, blanca, conocida en Madrid desde al menos el siglo XVI, está incluida en las que se utilizan en la Denominación de Origen Vinos de Madrid, desde 2002, si bien la variedad madrileña apenas se utilizaba, y las pocas plantaciones que existían se situaban en otras zonas como Navarra, Francia o Italia.
Según la Comunidad, esta variedad de uva produce unos vinos de reconocida calidad, con un alto aroma y elevado grado alcohólico, por lo que es un componente excelente para aromatizar variedades neutras como Airén y para la elaboración de vinos semidulces.