En plenas movilizaciones y cuando el campo español se queja, entre otras razones, del protagonismo que están tomando los fondos de inversión en la adquisición de tierras, el Consejo de Ministros aprobó a finales de enero la compra de varias empresas españolas por parte de Bunge, un gigante agrario que facturó más de 42.700 millones de dólares (unos 46.420 millones) durante el año pasado. La compañía afincada en Estados Unidos necesitaba el visto bueno del Ejecutivo nacional para adquirir hasta cinco sociedades agrarias en nuestro país, unas operaciones que forman parte del acuerdo que alcanzó con su rival canadiense Viterra para hacerse con todo su negocio.

Según recoge Javier Melguizo en elconfidencial.com, tras conseguir el plácet del Gobierno, Bunge se adueña de la filial de Viterra Agrícola en España, compañía que facturó más de 1.400 millones de euros en 2022, según las últimas cuentas depositadas en el Registro Mercantil. También se hace con el control de otras empresas satélite más pequeñas que Viterra tenía en el territorio nacional: Gavilon España, Magina Oliva, Patagonia Bio Energia Holdings 1 y Patagonia Bio Energia Holdings 2.

Entre esos accionistas de Bunge se encuentra el fondo de inversión CPPIB Monroe Canada, que ha conseguido cerca del 12% del capital. Por lo tanto, ahora controla ese porcentaje en todas las compañías que el gigante agrario estadounidense tiene repartidas por todo el mundo. También en España, donde las sociedades extranjeras necesitan el permiso del Gobierno para disponer de una participación superior al 5% en cualquier empresa nacional. Se trata de la ley conocida como escudo antiopas, que el Ejecutivo de Pedro Sánchez promulgó durante la pandemia para blindar a las compañías estratégicas.

Con la compra de Viterra, anunciada en junio del año pasado, Bunge se ha convertido en una descomunal empresa. Fue valorada en unos 25.000 millones de dólares (alrededor de 23.000 millones de euros) cuando se cerró la operación y, ahora mismo, cuenta con una capitalización bursátil de unos 13.000 millones de dólares (casi 12.000 millones de euros) en Wall Street.

Antes de esta transacción ya era el líder mundial en procesamiento de semillas oleaginosas, pero ahora amplía su negocio a más productos agrícolas, con el objetivo de desbancar a Cargill del trono del sector.

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