UGR .- Una investigación realizada en la Universidad de Granada ha revelado que el consumo de agua embotellada durante la infancia previene la aparición de defectos en el desarrollo del esmalte dental (DDE), alteraciones en la mineralización de los tejidos duros dentales durante el periodo de la odontogénesis o formación de los dientes.
Además, este trabajo pone de manifiesto que los niños que reciben medicación habitual durante los primeros años de vida tienen más del doble (2.19 veces) de riesgo de padecer defectos en el desarrollo del esmalte dental que el resto. El 60.3% de los escolares que participaron en este estudio y habían sido medicados de manera habitual presentaban DDE.
Esta investigación ha sido llevada a cabo por Mª Jesús Robles Pérez (Departamento de Estomatología de la Universidad de Granada) y dirigida por los profesores Mª Angustias Peñalver Sánchez, Matilde Ruiz Linares y Manuel Bravo Pérez.
Para llevar a cabo este trabajo, su autora seleccionó al azar cuatro centros escolares de la provincia de Granada, de enseñanza primaria y/o secundaria. La muestra total de escolares estuvo constituida por 1.414 niños de 3 a 12 años de edad, a quienes se realizó una exploración bucodental. Los padres que dieron su consentimiento rellenaron una encuesta enfocada a recabar datos relacionados con la salud materna durante la gestación y la salud general del niño en el periodo pre y postnatal.
Una patología que crece a nivel mundial
Los defectos del desarrollo del esmalte son alteraciones que se manifiestan de forma cualitativa (hipomineralización, lo que clínicamente se traduce en forma de opacidad), o cuantitativa, manifestándose como una deficiencia en el espesor del esmalte (hipoplasia). Su etiología no está del todo esclarecida y es una patología cuya prevalencia está creciendo a nivel mundial, adquiriendo actualmente un significado clínico y de salud pública importante.
A nivel clínico, esos defectos provocan sensibilidad y dolor en los dientes afectados, fracturas dentales, faltas de espacio para la erupción de los dientes permanentes y por consiguiente, afectaciones psicológicas y en las relaciones sociales por alteraciones de la estética, la fonética y de la función masticatoria.
En el ámbito de la salud pública, estos defectos de desarrollo adamantino también han tomado un alto nivel de importancia por ser predictores de la caries dental. Por tanto, las poblaciones afectadas por estos cambios requieren atenciones preventivas prioritarias y de tratamiento precoz.
El trabajo realizado en la UGR ha demostrado una alta prevalencia de DDE en la población de estudio, siendo mayor en el grupo de niños con dentición permanente, que en el grupo de niños con dentición temporal o mixta.
Los niños con bajo nivel socio-económico presentan 1.64 veces más posibilidades de padecer defectos de desarrollo del esmalte, que aquellos con un nivel socio-económico elevado. Además, conforme aumenta la edad de los escolares, se eleva la presencia de los defectos (del 46.8% a los 3 años al 56.6% a los 8 años).
La investigación realizada en la UGR es pionera tanto en la provincia de Granada como en Andalucía, donde no existía hasta la actualidad ningún estudio epidemiológico al respecto. Además, en el resto de España son pocos los trabajos realizados sobre DDE.