El campo de ensayo puesto en marcha por UPA hace dos años en la comarca abulense de La Moraña, para probar las variedades de cereal y medir los rendimientos de las distintas semillas, mostrando la adaptación de los agricultores al cambio climático, ha ofrecido unos rendimientos con aumentos de productividad que oscilan entre el 10 y el 18%.

Los datos han sido facilitados en nota de prensa por esta organización agraria, después de trabajar con quince variedades de trigos y cebadas que han demostrado el «papel trascendental» que supone el uso de «semilla de calidad».

El lugar elegido para este campo de ensayo de cereal ha sido el municipio abulense de Cisla -98 habitantes-, situado a 56 kilómetros al norte de la capital, dentro de la iniciativa de «agricultores contra el cambio climático», con semillas R1, R2 y R3.

Con esta iniciativa impulsada por UPA Ávila, se pretende aportar datos a los agricultores sobre la conveniencia de utilizar el mejor tipo de semilla cerealista desde el punto de vista de los rendimientos, resistencia a enfermedades, dosis de siembra y nivel de germinación en las distintas parcelas.

De esta manera, se trata de impulsar el conocimiento de las mejores opciones de productividad en un contexto como el actual de cambio climático.

La siembra de las semillas se produjo el 17 de noviembre de 2020, mientras que la recolección tuvo lugar el 3 de julio del presente ejercicio, ofrecimiento resultados «muy esclarecedores en cuanto a rendimientos, resistencia a enfermedades, dosis de siembra y nivel de germinación en diferentes parcelas».

EN LA CEBADA LOS RENDIMIENTOS MEDIOS DE R1 Y R2 HAN SIDO de 4.000 KILOS POR HECTÁREA Y EN TRIGOS, LA R1 Y R2 TUVO 4.222 KILOS

Los servicios técnicos de UPA han concluido que las semillas de trigo certificadas R1 y R2 han ofrecido «entre un 10 y un 15 por ciento más de rendimiento productivo» que las semillas R3, mientras que en las cebadas ese porcentaje ha alcanzado un incremento de «entre un 12 y un 18 por ciento».

Así, en las parcelas de investigación para responder al cambio climático, en el caso de la cebada los rendimientos medios de R1 y R2 han sido 4.000 kilos por hectárea, frente a los 3.407 kilos obtenidos con la R3, lo que supone una diferencia de unos 600 kilos por hectárea a favor de las semillas R1 y R2.

En el caso de los trigos los resultados del ensayo resultan «aún más concluyentes», con rendimientos medios de semillas de calidad R1 y R2 de 4.222 kilos por hectárea, frente a los 3.704 kilos de la R3, es decir, una diferencia de 518 kilos a favor de las primeras.

Para UPA, «lo más relevante» es que las semillas certificadas han demostrado que, en un contexto como el actual, con las variedades R1 y R2 se emplea «menos dosis de siembra, resisten mejor las diferencias extremas de temperaturas y enfermedades como los hongos, y tienen mayor capacidad de germinación».

Dicha germinación «se reduce en un porcentaje importante tras la segunda siembra», según han demostrado los datos a pie de campo.

El vicesecretario general de UPA-Ávila, Pedro Ismael Martín, ve «muy importante» que en una campaña como la actual, con precios «medios-altos», la diferencia entre un 10 y un 18 por ciento de rendimiento sea «relevante a nivel de rentabilidad para una explotación familiar».

Al respecto, subraya el hecho de que se haya desarrollado este trabajo de campos de investigación, sabedores de que para el sector profesional es «muy interesante poder visualizar el desarrollo genético de las nuevas variedades y la importancia de la mejora genética realizada por las empresas de semillas».

Y todo ello, con el objetivo de «buscar las opciones que mejor se adaptan a los terrenos», ha indicado Martín, en su valoración de este campo de ensayo de cereal.

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