España y Portugal tienen climatologías y problemáticas agronómicas y comerciales muy similares en cuanto al cultivo del maíz, frente a las condiciones de otros grandes productores europeos. La oportunidad de buscar sinergias comunes y puntos de colaboración entre los productores de ambos países es uno de los principales focos de atención del 1º Congreso Ibérico del Maíz en Lisboa.

Entrevistamos a José Luis Romeo, presidente de la Asociación General de Productores de Maíz de España (AGPME) que nos da las claves para mejorar la producción y comercialización del maíz en Iberia. 

P.- ¿Qué sinergias cree que pueden derivarse de la realización del 1º Congreso Ibérico del Maíz para la defensa conjunta de los intereses de los productores de maíz de España y Portugal?

J.L.R.- Creo que a celebración del 1er Congreso Ibérico de Maíz es la semilla para una colaboración más estrecha entre los productores de maíz portugueses y españoles que nos ayudará para una mejor defensa frente a los problemas que tenemos.

En la península ibérica los productores de maíz tenemos unas características diferenciadas a otros países europeos. A nivel agronómico, nuestras variedades son ciclos más largos porque nuestra latitud es más baja, como también tenemos malas hierbas y de hongos diferentes. Y tampoco podemos olvidarnos de que las afecciones por el cambio climático son en la península más acusadas, especialmente en el régimen de lluvias y la necesidad de garantizar el agua para los regadíos.  O el grave problema de despoblación rural que estamos sufriendo en ambos países.

Por eso, unirnos para poner de manifiesto ante los políticos y la sociedad todas estas cuestiones es muy importante y la acción que emprendemos ahora con este 1º Congreso Ibérico del Maíz es ilusionante.

P.- ¿Cómo podemos aumentar la competitividad de la producción de maíz en los países del sur de Europa?

J.L.R.- La competitividad en la producción de maíz debe contemplarse a nivel mundial. Europa es importadora neta de maíz y especialmente lo es España. Por eso el mejorar nuestras producciones debería ser un objetivo importante para nuestros gobiernos. Sin embargo, competimos contra países que tienen muchas menos restricciones que nosotros a la hora de producir.

Me refiero a que competimos contra países que no tienen ni las limitaciones vigentes en Europa a la hora de usar fitosanitarios, ni las restricciones establecidas a la biotecnología en agricultura. Los maíces modificados genéticamente para ser más eficientes en el consumo de nitrógeno, o de agua, o en el ahorro de fitosanitarios ya existen en los países americanos y esas plantas son más competitivas que las nuestras y, además, en tanto que hacen un uso más eficiente de los recursos, también son más sostenibles medioambientalmente.

La competitividad en agricultura va a pasar necesariamente por la biotecnología. Y ya cerrada la puerta a los transgénicos, no deberíamos dejar que en Europa vuelva a repetirse ese desastre con la tecnología de edición de genes o CRISPR-CAS.

También se está realizando en nuestros países un notable esfuerzo en agricultura de precisión para ahorrar costes. Y en mejora del uso del agua. Pero lo cierto es que la competitividad vendrá del uso conjunto de todas estas tecnologías y ese debería ser nuestro objetivo.

P.- ¿Qué estrategia debemos seguir para la valorización del maíz ibérico?

J.L.R.- En la península ibérica, por tener más horas de sol y más calor, podemos obtener los mayores rendimientos en maíz por hectárea de toda Europa. Tanto en España como en Portugal hemos obtenido rendimientos superiores a las 20 tn/Ha. Pero además en los países de más al norte, por ser más húmedos, tienen más problemas con la aparición de hongos en el maíz que en algunos casos dan lugar a niveles altos de micotoxinas.

El clima cálido y a veces ventoso de nuestra península hace que no tengamos tantos problemas con los hongos y que, en general, nuestros maíces sean de más calidad. Por eso en la península ibérica está aumentando la demanda de maíces con destino al consumo humano por la gran calidad que habitualmente tienen nuestras producciones.

P. ¿La propuesta de reforma de la Política Agrícola Común posterior a
2020 sirve a los intereses de los productores de maíz?

J.L.R.- Creo que la propuesta que hay ahora es un borrador que se alejará mucho de lo que resulte al final. Ahora vienen elecciones europeas y el nuevo parlamento debe reiniciar el estudio del borrador de la PAC. Y otros problemas como el Brexit o las relaciones UE – USA también van a condicionar la nueva PAC que no se espera hasta el 2023. Creo que hay algunas ideas generales importantes que deben tenerse en cuenta en la futura PAC.

La primera es que, a nivel mundial, sea en USA, China, Canadá o Australia, los presupuestos de los programas a agricultura han aumentado, cuando aquí se reducen.  La segunda es que la PAC es un sistema de apoyo a las rentas agrarias, que se sitúan por debajo de la renta media europea, y un sistema de garantía de la seguridad y calidad alimentaria de todos los europeos. Si queremos que no desaparezcan los agricultores y que el campo esté poblado, lo primero es que económicamente no vaya cada día peor.

Por ello la parte destinada a ayudas directas (primer pilar) no debe recortarse. Y las medidas para la realización de inversiones en agricultura, infraestructuras rurales, objetivos medioambientales, etc., deben venir de otros presupuestos. Por ejemplo, si se quieren lobos, debe sufragarse al ganadero el 100% del coste de vallar sus praderas, pero sin recortarle sus ayudas directas. Si hay que hacer carreteras, escuelas, regadíos, instalaciones sanitarias o de telecomunicaciones en las zonas rurales, eso debe salir de los presupuestos nacionales o autonómicos.

Y una tercera idea es que hay que simplificar la PAC y la montaña de papeles y controles que conlleva. En definitiva, debemos preguntarnos por qué el campo envejece y hay tan pocos jóvenes que continúen.

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