Manu Garro / Coordinador de agroinformacion.com

El campo ha tardado demasiado tiempo en salir a la calle de forma unida y cuando lo hace se ve que sus protestas no han logrado el objetivo deseado. Solo han hecho falta unos incidentes, rechazables y que quienes de alguna manera los incitaron deberán hacérselo mirar, para que todo el sentido de la protesta haya acabado completamente diluido.

La movilización del campo busca visualizar la realidad que se vive en él, con un precios que no cubren gastos y que llevan a la ruina a gran parte del sector. Pero solo hace falta mirar la prensa nacional para comprobar que ese objetivo no se ha cumplido. Se habla, en primer lugar, del campo extremeño, como si no hubiera habido protestas en Valladolid, La Rioja o Almería. Se habla de que es una protesta por la subida del Salario Mínimo (que los es) pero se obvia que las movilizaciones son por muchas más causas.

El campo ha tardado demasiado tiempo en unirse y salir a la calle. El calendario de movilizaciones previstos no se había visto en mucho tiempo, pero algo falla. No parece que tenga el efecto deseado. Una movilización así debería poner, si no entre las cuerdas, sí entredicho al Gobierno. Y parece que es el propio Gobierno quien defiende a los agricultores.

En Francia y Alemania los agricultores bloquearon París y Berlín sin incidentes violentos y fueron noticia no solo a nivel nacional, sino europeo. En España se empieza a salir a la calle y todo se reduce a unos incidentes violentos (cuando había 7.000 personas protestando pacíficamente de las que casi nadie habla) y se obvia la realidad de la protesta.

No se trata de paralizar Madrid, pero sí de evidenciar cuál es la realidad del campo español y sus problemas para subsistir. Quizás se debería pensar no solo en una gran manifestación sino en un mercado real, a los precios que recibe el agricultor, para poner de relieve lo que está sucediendo en el campo. Y si algún producto se vende a pérdidas, se le da la diferencia en dinero a los que vayan a comprar, para que vean que con cada kilo de fruta u hortalizas que se lleva a casa hay un agricultor que pierde dinero.

El campo necesita estas protestas que ha iniciado, pero, sinceramente, creo que está perdiendo la batalla mediática. Y esto hay que revisarlo. No basta con sacar a miles de agricultores y ganaderos a las calles de una ciudad, sino demostrar a toda España qué esta sucediendo en realidad.

En mi opinión, la imagen de ayer del campo no era la de los incidentes en Don Benito, sino la de la destrucción de 10.000 parras, con 100.000 kilos de uva de mesa sin recolectar, de la finca de un productor agrícola hastiado de la falta de rentabilidad del cultivo. Pero esa imagen casi nadie la ha visto. Por eso, quizás, algo se esté haciendo mal en las protestas del campo.

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