Un menú escolar sin carne para las escuelas de Lyon ha creado controversia en Francia, donde se han enfrentado los ecologistas, que gobiernan esa ciudad, y parte del Ejecutivo de Emmanuel Macron, críticos a la medida por estimar que perjudica a la ganadería.

En vigor desde este lunes, el menú sin carne es una iniciativa del alcalde de Lyon, el ecologista Grégory Doucet, quien estima que un menú único con verduras y pescado no solo es más sostenible, sino que contribuye mejor a combatir la covid en los centros educativos.

Como primera respuesta, varias decenas de ganaderos, algunos montados en sus tractores y acompañados por algunas vacas, protestaron este lunes en Lyon contra la decisión de la Alcaldía de la ciudad. «Parad con hacer ideología en nuestros menús», rezaba una de las pancartas desplegadas.

Doucet, elegido regidor durante la «oleada verde» que situó al ecologismo al frente de varias grandes ciudades francesas en las municipales de 2020, argumenta que se emplea menos tiempo en los comedores cuando se da una sola opción de comida.

Según la Alcaldía, esa sola opción sin carne se debe a que se adapta mejor a las necesidades de los alumnos, pues algunos no la ingieren por motivos religiosos (musulmanes y judíos, por ejemplo, no comen cerdo y piden que el resto de animales sea sacrificado según ciertos ritos).

Aunque la medida sea temporal, en principio hasta el mes de abril, varios ministros del Gobierno francés la criticaron, entre ellos el titular de Interior, Gérald Darmanin, del ala derecha del Ejecutivo y que ocupa uno de los puestos claves de la administración del presidente Emmanuel Macron.

«Además de ser un insulto para los agricultores y carniceros franceses, vemos la política elitista y moralista de los Verdes, dejando de lado a las clases populares. Muchos chavales no se olvidan de que solo en los comedores escolares comen carne. Una ideología escandalosa», dijo en Twitter Darmanin este fin de semana.

Secundaron las críticas otros ministros, aunque de manera menos efusiva que Darmanin. El ministro de Agricultura, Julien Denormandie, pidió «no inculcar ideología» en los menús de los niños, mientras que el portavoz gubernamental, Gabriel Attal, demandó dejar a los padres la libertad de elección.

ROCES DENTRO DEL GOBIERNO

Sin embargo, los menús sin carne han acabado por crear roces en el seno del Gobierno. La ministra de Medio Ambiente, Bárbara Pompili (miembro de un partido ecologista de centro-izquierda), contradijo este lunes a Darmanin.

«Dicen que los niños de medios desfavorecidos comen menos carne que los otros. Los estudios muestran lo contrario», replicó Pompili, quien señaló que los menores de diez años «comen más carne que lo previsto por las recomendaciones nutricionales».

La ministra, antigua colega de partido del alcalde de Lyon, lamentó los «clichés» sociales sobre la cuestión de la carne que impiden, en su opinión, «un verdadero debate sobre la puesta en marcha de menús vegetarianos».

Pompili acaba de presentar el proyecto de la ley del Clima, en análisis en la Asamblea Nacional francesa, en el que prevé un menú sin carne precisamente para evitar la huella ecológica que crea la ganadería (más emisiones de CO2 por transporte y cría de los animales).

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