Tere Antón Díez / Presidenta de Amfar Alicante,  Asociación de Mujeres y Familias de Ámbito Rural de Alicante
Las mujeres que vivimos y trabajamos en las áreas rurales de la provincia de Alicante, tenemos hoy mucho que celebrar, pues nos encontramos en la jornada en la que conmemoramos el Día Internacional de la Mujer Rural. Con el apoyo de todos deberíamos destacar esta fecha, pues nadie me negará que a lo largo de la historia, hemos ocupado un segundo plano, hemos pasado desapercibidas y aún tenemos mucho trabajo que realizar para poder alcanzar el lugar que merecemos y, por supuesto, para que nosotras mismas seamos conscientes de la importancia vital que realmente tenemos.

Muchas de nosotras nos dedicamos al trabajo agrícola. Plantamos, podamos, recolectamos y proporcionamos alimentos a nuestras familias, vecinos y, en general, a todos los ciudadanos. Codo con codo con el hombre, trabajamos al frente de las explotaciones para conseguir y proporcionar granadas de calidad, tomates, membrillo, carne, huevos,… que permiten a niños, jóvenes y adultos nutrirse con sanidad.

En esta crisis de la COVID 19 nos hemos dejado la piel para que no faltaran alimentos. Ha quedado patente algo que sabíamos, pero que no se cuida y protege como debiera: la agricultura y la ganadería son actividades esenciales, insustituibles e irrenunciables para todos. Durante el confinamiento hemos celebrado poder tener frutas, hortalizas, queso,… Por ello, pido desde AMFAR Alicante que felicitemos a todas las mujeres del medio rural, pues gracias a sus desvelos y perseverancia en trabajar la tierra, no hemos tenido desabastecimiento de productos básicos. En agricultura, ganadería y alimentación debemos ser autosuficientes, pero para ello, deben cambiar ciertas reglas del juego.

Nosotros debemos seguir teniendo ánimo, tranquilidad, fuerza y seguir produciendo. Nuestros políticos y gestores deben estar capacitados para tomar decisiones prudentes, sabias y certeras. Apostar por la agricultura es muy importante también para la economía y el bienestar de nuestro país y sus habitantes. Entre todos, hoy tenemos que recordar que debemos seguir trabajando para que el medio rural se vigorice, pues todos necesitamos de él. Apostar por el área rural va a ser beneficioso para todos, incluso para el medio ambiente. Si potenciamos la producción cercana, que es sostenible con el entorno, tal y como exigen las numerosas normativas de trazabilidad y protección del medio ambiente que hay en nuestro país, el impacto será más positivo que si los productos llegan a los puntos finales de venta después de realizar grandes trayectos.

Por desgracia, desajustes y carencias en una pandemia como esta, las mujeres rurales seguimos teniendo muchas. A todas las que provienen de un mundo globalizado, debemos sumar problemas de aislamiento, que si ha sido un problema en la urbe durante el confinamiento, imagínese en las pedanías y pequeñas poblaciones de nuestra provincia. En estas áreas, seguimos con medios precarios en diversos servicios como las telecomunicaciones. Hay zonas, en las que apenas tenemos cobertura móvil y menos aún conexión a internet. Si en estos tiempos ha quedado patente que la tecnología es fundamental para todos los sectores, aún lo es más en el área rural por la dispersión de la población y ausencia de servicios. Denunciamos que sufrimos por el abandono de nuestros pueblos y defendemos que queremos reactivar el medio rural, pues para ello es imprescindible disponer de medios tecnológicos que posibiliten entornos digitales eficientes. En nuestras manos está el poder dar vida a la España vaciada gracias al teletrabajo, la teleasistencia, la formación on line,… El poder hacerlo es urgente, pues recordemos que en estos núcleos que se pierden, viven nuestros mayores, familias que tampoco deben quedar sin apoyo. Además, de mejores telecomunicaciones, no hay que obviar la necesidad de arreglar y adecentar carreteras y caminos e incrementar las conexiones de transporte público. Por ello además de felicitar a todas las mujeres rurales y pedir que tengan ánimo, hoy también me veo obligada, por ellas y por mí,  a exigir a gobiernos y políticos que el medio rural deje de ser un lugar olvidado, un lugar invisible.

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