El sindicato agrario vasco EHNE ha denunciado «las ruines maniobras que está llevando a cabo parte de la industria quesera, aprovechando la actual situación de pandemia sanitaria, para ofrecer unos contratos a los productores de leche de oveja latxa que desde este sector y nuestro sindicato no podemos admitir». En este sentido, señalan que como primera medida de presión, comenzaron intimidando a los ganaderos con la amenaza de que este año van a recoger un volumen sensiblemente inferior de litros respecto a la campaña anterior y luego les proponen dos precios distintos con un recorte de hasta el 20%.

En este sentido, critica que «hemos visto cómo en algunos contratos se proponen dos precios distintos en función del hipotético destino de la leche (para queso con Denominación u otros quesos), un precio mucho más bajo para el primer 10% o incluso 20% de la leche producida, porcentaje que se establece tomando como referencia el volumen del año anterior, mientras que para el resto del volumen se establece el mismo importe por litro que la campaña pasada. Caso de que haya un exceso de producción respecto a la anterior temporada, esta se abonará también como el primer tramo barato».

Se da la circunstancia de que este unilateral cambio de criterio y la amenaza de no recoger leche, se ha centrado especialmente en productores agrupados en torno a la cooperativa Latxa Esnea, «lo que no parece una casualidad y sí un intento de ahogar iniciativas colectivas, con el objetivo de que la industria transformadora pueda mantener su posición de dominio a la hora de negociar los contratos». Desde EHNE consideran totalmente inadmisible estas amenazas, que se ofrezcan dos precios distintos a la recogida de leche, e incluso las importantes diferencias de precio a unos u otros productores en función del volumen de leche entregada.

Junto a ello, EHNE denucnia que «se da la circunstancia de que entre diferentes industrias existe un acuerdo tácito por el que se reparten a los productores en la tarea de recogida y facturación de su leche, lo que deja poco margen para negociar a los pastores con otra industria distinta a la que le toca en su ruta de recogida».

Ante este tipo de prácticas, entienden que el sector debe emprender una dinámica de unidad para obtener una posición de fuerza conjunta a la hora de negociar los contratos, sin diferenciaciones, y exigir los mínimos que la ley establece para ellos. La realidad, sin embargo, es que, al tratarse de un producto perecedero, los ganaderos están acostumbrados a que la recogida de leche se realice incluso sin firmar contratos previamente o no respetando los plazos de dos meses para su renovación, lo que es una ilegalidad, pues ello incumple el Real Decreto 95/2019, de 1 de marzo, sobre contratación en el sector lácteo.

La leche de oveja latxa es un producto de calidad, base de dos denominaciones de origen –Idiazabal y Roncal– que disponen de un consolidado reconocimiento y aceptación entre el consumidor. Certifica dicha afirmación el hecho de que la gran mayoría de las queserías han vendido todo su producto, según los datos que maneja este sindicato, con lo que «resulta inverosímil que se reduzca la recogida de leche con la excusa de que hay una menor comercialización de queso. Detrás de esa decisión no hay sino un avaricioso deseo de aminorar los costes para obtener un mayor lucro industrial, en lugar de repartir de manera equitativa entre los distintos actores el valor añadido generado a lo largo de la cadena alimentaria».

×