Ester Rubio Martín / Responsable del Área de Jóvenes de UAGA
Los jóvenes de UAGA nos sentimos profundamente insultados por las declaraciones realizadas por el Consejero de Agricultura, Javier Rincón, el 13 de enero en ‘La Rebotica’ de la Cadena Ser. Porque cuando fue preguntado por el problema del relevo generacional contestó sin ningún pudor que la causa es que los jóvenes de ahora no queremos trabajar como antes, que los jóvenes de hoy en día preferimos ser asalariados.
Reducir un problema de futuro tan serio como es la falta de relevo, en un sector tan importante como el agrario, a una caricatura como ésta, nos parece de una irresponsabilidad tremenda y muy alejada del cargo que ocupa. Está tirando por tierra todo nuestro esfuerzo y sacrificio diario instándonos a rendirnos, porque él, que es el responsable político encargado de escucharnos y ayudarnos con los problemas a los que nos enfrentamos, ya está divisando nuestro futuro: la llegada de grandes empresas que se harán con nuestros animales y nuestras tierras, mientras nosotros pasaremos a ser meros trabajadores en ellas. Porque, no nos engañemos, no podremos competir al mismo nivel. ¿Deberemos estar agradecidos a esta invasión? ¿A esta colonización?
Parece que al Consejero no se le ocurrió ni uno solo de los problemas reales a los que nos enfrentamos los jóvenes y por los que se hace prácticamente imposible la entrada de nuevos jóvenes al sector. Así que aquí van algunos de ellos:
- La entrada de los fondos de inversión y grandes empresas están elevando los precios de la tierra haciendo completamente imposible el acceso a ella. Esto afecta especialmente a los jóvenes, quienes además tenemos serios problemas de acceso a la financiación por nuestra condición de jóvenes. Sin un fuerte apoyo familiar se hace imposible en muchas ocasiones sacar adelante los proyectos.
- Las herramientas existentes, ayudas de incorporación y modernización, no están sirviendo para incentivar el relevo, los datos de los últimos 10 años muestran que no se está incrementando la entrada de jóvenes al sector. Se adaptan bien a quienes heredan un proyecto en funcionamiento, pero para los que iniciamos de cero suelen suponer serios problemas. No existen herramientas que ayuden de verdad a jóvenes que no provengan de familia agraria.
Además, estas ayudas en muchos casos nos llevan a un camino de sobreendeudamiento crónico que acrecienta nuestros problemas.
- La falta de personal en el Departamento de Agricultura está asfixiando a los pocos jóvenes que se atrevieron a entrar en el sector. Hay jóvenes que solicitaron el pago final de la ayuda de incorporación en noviembre de 2023 y que, a día de hoy, continúan pendientes de recibirlo porque no hay personal que certifique sus expedientes. Las inversiones están hechas y estos jóvenes sobreviven a base de alargar los compromisos con el banco, con lo que en intereses conlleva.
- Cuando un joven hace su primera PAC tarda en cobrarla más de año y medio. Un problema administrativo que supone la ruina para estas personas, mucho más cuando coincide con dos años consecutivos de sequía como los que hemos atravesado.
- Hay jóvenes que tienen que esperar más de 3 años a poner en marcha sus proyectos porque los tiempos de espera de las concesiones de licencias (INAGA, CHE…) son interminables. No existe una priorización eficiente de los jóvenes en estos procesos. Sin embargo, los proyectos de las grandes empresas parecen tener en numerosas ocasiones un “fast pass”.
Podría seguir hablando de los precios injustos que sufrimos, de la necesidad de apoyo al cooperativismo, de los perceptores de PAC que no trabajan la tierra, de cómo nos perjudican los derechos históricos, del seguro agrario que nos discrimina abiertamente o de la falta de oferta en formación reglada.
Así que sí, nos sentimos gravemente insultados cuando se obvia toda esta problemática, correspondiendo a su Departamento ocuparse de ella, culpándonos a nosotros del problema del relevo generacional. Desde luego que nuestras prioridades han cambiado con respecto a generaciones pasadas, pero no hace falta que el Consejero sufra por nuestras vacaciones, sabemos organizarnos y colaborar entre compañeros, y gracias a ello también vamos a la playa y salimos de fiesta. Es muy grave que el señor Rincón banalice de esta forma con el problema del relevo generacional desviando el foco de sus obligaciones.
Pero en esa entrevista no solo ofendió a los jóvenes, sino también a todas las personas que formamos parte del modelo familiar y social de agricultura y ganadería, que somos la inmensa mayoría. Parece ser que al consejero no le preocupa que hayamos cerrado el año con 340 profesionales menos y tan solo 200 incorporaciones, ni que cada año la diferencia entre esas cifras sea mayor. Ve como una tendencia adecuada que cada vez las tierras y los recursos se concentren en menos manos, y por supuesto no le preocupa de quién son esas manos ni de dónde vienen, porque no mostró preocupación alguna frente a la noticia de un fondo británico que ha acaparado 150 hectáreas en las Cinco Villas. No todo vale, y la soberanía alimentaria es un derecho de toda la sociedad que las instituciones deberían salvaguardar.
Hablando sobre los proyectos de renovables, Javier Rincón dijo que se protegería el regadío, hasta ahí bien, pero ¿qué nos espera a los agricultores de secano? ¿Acaso nosotros no merecemos protección?
Está pendiente la modificación de la Ley de Agricultura Familiar. Una Ley pensada para protegernos de todas estas problemáticas que atentan contra nuestro modelo productivo, un modelo social, un modelo que ayuda a vertebrar el territorio y da vida a nuestros pueblos. El Consejero de Agricultura deja claro que no cree en ella porque expresa con total libertad que no espera que sirva para impedir que los fondos de inversión arrasen con nuestro modelo, e incluso dice, sin ninguna preocupación, que estamos ante un cambio de modelo hablando de la entrada de grandes empresas como algo positivo. No es tan solo que no nos defienda a nosotros, es que los defiende a ellos. De esta forma nos deja totalmente desamparados y sentenciados.
Pese a todas estas ofensas, debemos agradecer profundamente algo al señor Rincón, su sinceridad. Porque no fueron meras respuestas desafortunadas, fue toda una declaración de intenciones sin titubeos, un discurso que marca lo que será su línea de trabajo, que no es más que el camino hacia nuestra extinción. Y gracias a su sinceridad no vamos a perder más el tiempo, nos haremos oír para defendernos, defenderemos nuestro futuro, nuestro estilo de vida y nuestro territorio.