Realizar proyectos que transciendan su objetivo concreto y dejen en el campo un resultado con el que seguir trabajando hacia una agricultura a favor del medio ambiente y no a costa de él. Las infraestructuras ecológicas son esos recursos que están demostrando de forma eficaz que es posible transformar la agricultura hacia el respeto y cuidado del medioambiente. Siempre asegurando la rentabilidad y como un acompañamiento del agricultor.

Así lo entiende Fundación Global Nature (FGN) que consolida cada año este camino lento pero sigue, con iniciativas como el Observatorio del a Biodiversidad Agraria o diversos trabajos en su finca El Baldío. Por eso dedica el Día de la Agricultura a poner el foco en la importancia de estas medidas, fundamentales para hacer frente a los desafíos actuales, como la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Porque es la única forma para asegurar una agricultura de futuro que garantice la producción de alimentos, la existencia del planeta y la salud y calidad de vida de las personas.

La presión que la actividad agraria ha ejercido sobre los ecosistemas coloca al sector como una de las principales causas para la pérdida de naturaleza, pero con los manejos adecuados, con el asesoramiento y los recursos que existen, es posible revertir la actual tendencia e impulsar el cuidado del medio ambiente.

EL CASO DE LAS CUBIERTAS VEGETALES EN LA MANCHA

«Llevamos muchos años luchando contra el gusano cabezudo y gracias a la cubierta vegetal hemos conseguido retenerlo». Es sólo un ejemplo muy concreto de qué cambios pueden hacerse, en palabras de Javier Redondo Rodríguez, agricultor de Mora, que colabora con FGN y ha dejado una cubierta espontánea entre sus cultivos ecológicos de almendros, pistachos y olivos.

Los cambios son lentos, pero las cubiertas vegetales vivases decir, dejar crecer la vegetación espontánea o siembras sobre una superficie de suelo, se están abriendo camino en la agricultura manchega gracias al proyecto impulsado en colaboración con Pur Projet que ejecuta FGN. Y es que no faltan razones para su implementación: conlleva beneficios para el suelo y los cultivos superan con creces los posibles inconvenientes. Ya que las cubiertas evitan la erosión y pérdida de suelo, aportan materia orgánica al suelo, aumentando su actividad biológica, evitan las pérdidas de nitrógeno por lixiviación, aceleran la mineralización del humus y de los nutrientes del suelo, mejoran la estructura del suelo, sirven de refugio para fauna útil en el control de plagas de los cultivos, pueden aportar nitrógeno (si en las siembras o aportes de semillas se incluyen leguminosas)  aumentan la infiltración del agua de lluvia (asegurando mayor disponibilidad de la misma para el cultivo), colaboran en el control de las «malas hierbas» (o hierbas adventicias), y pueden colaborar a fijar CO2 atmosférico en el suelo.

Desde que en 2016 uno de los agricultores que participan en el proyecto realizó las primeras pruebas de cubiertas vegetales vivas entre sus almendros, cinco años después, la práctica se extiende favoreciendo el cuidado del medio ambiente. En el último año, de los 141 agricultores y agricultoras de La Mancha que han participado en Pur Projet, seis han implementado esta práctica y otros seis han solicitado asesoramiento para implementarlas en la próxima campaña.

En realidad, lo importante es dar con el mejor método de gestión de la cubierta para evitar que en momentos de escasez de agua, el árbol compita por este recurso. Varios años de pruebas han conducido a los agricultores al mejor método de gestión en esta región. Se comenzó sembrando en algunas calles, con diferentes mezclas de semillas de leguminosas, la fecha de siembra y manejo también se han ido variando, y se ha modificado la gestión de la propia cubierta. En la última campaña, los agricultores que comenzaron con pruebas ya dejan toda la superficie de sus cultivos de almendros, pistachos y olivos con cubiertas vegetales vivas. Algunos de ellos dejan cubiertas espontáneas desde octubre/noviembre, antes de las primeras lluvias. Y otros han sembrado en noviembre una mezcla de semillas de lenteja pardina, que se ha segado a finales de mayo, principios de junio, dejando el resto de la siega sobre el suelo, para protegerlo y evitar que esté desnudo durante los meses más cálidos. De esta forma el suelo no se deseca y está en parte protegido, incorporando poco a poco esta materia orgánica.

Desde el año 2012, FGN implementa en Castilla-La Mancha el proyecto de plantaciones y mejora de la biodiversidad en el espacio agrario, que ha plantado 72.000 árboles (principalmente almendros y pistachos en cultivo ecológico) y arbustos (en setos y linderos) y ha tratado de promover buenas prácticas agrarias como las cubiertas vegetales para el cuidado del medio ambiente. Este proyecto ha contado con la financiación principal de Accorhotels.

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