El Consejo de Gobierno de Castilla y León ha aprobado este jueves el Proyecto de Decreto por el que se designan las zonas vulnerables a la contaminación de las aguas por nitratos procedentes de fuentes de origen agrícola y ganadero que declara 24 zonas vulnerables integradas por 387 municipios, lo que supone un aumento de más de 10.000 kilómetros cuadrados la superficie a proteger.

El texto del Decreto aprobado declara 24 zonas vulnerables integradas por 387 municipios, frente a las 10 zonas y 67 municipios que contenía el decreto anterior 40/2009. Aumenta en más de 10.000 kilómetros cuadrados la superficie de la Comunidad declarada como zona vulnerable, pasando de 2.340 kilómetros cuadrados a 14.414.

Esto supone tener una figura de protección sobre el 15% de la superficie de la Comunidad, que representa el 20% de la superficie agraria útil de Castilla y León. Las zonas vulnerables incluyen no solamente a aquellos municipios donde se detecta la contaminación, sino que incluye otros municipios próximos, ya que la contaminación puede estar introduciéndose en un sitio y detectándose en otro.

Con el Decreto se aprobará también el Código de Buenas Prácticas Agrarias (CBPA), cuyo objetivo es poner a disposición del sector agrario la información necesaria para que la actividad que se desarrolle no perjudique la capacidad edáfica de los suelos y mantenga la calidad de los mismos, mejore la productividad de los cultivos y adopte medidas preventivas frente a la contaminación nitrogenada de las aguas; en definitiva, para que realice una actividad agrícola racional. El Consejo Agrario de Castilla y León conoció el texto del decreto en su reunión del pasado mes de mayo.

RECHAZO A LA PROPUESTA DE AMPLIAR LAS ZONAS VULNERABLES AL NO COMPARTIR LOS CRITERIOS

Por su parte, Asaja CyL ha expresado su disconformidad con este decreto contra la contaminación de las aguas por no compartir los criterios que se han tenido en cuenta ni el peso que se le atribuye al sector agroganadero en esa contaminación.

Según indica en un comunicado, los mismos estudios oficiales reconocen que, aún en el caso de proceder de fuentes de origen agrícola y ganadero, se trata de una contaminación “difusa”, que no obedece a un patrón único identificable.

Por ejemplo, se incluyen zonas en las que abunda la ganadería y otras en las que no, zonas en las que existe una agricultura más intensiva y otras en las que no. Por lo tanto, la propia administración reconoce que no hay relación directa entre la contaminación por nitratos y la ganadería o la agricultura más intensiva, apunta Asaja.

La organización tampoco está de acuerdo con muchas de las medidas correctoras, que “resultan cuando menos de eficacia dudosa y que supondrán un freno a la productividad de las explotaciones”, y apunta también a un claro oportunismo político para dar satisfacción a la presión que ejercen determinados grupos conservacionistas.

(Fotos: Archivo)

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