Con la llegada de la Navidad, productos como el cordero toman relevancia en el consumo dentro de los hogares. Pero a diferencia de otros años, para los ganaderos el problema no es el precio, si no la falta de producción y los altos costes que están soportando.

2023 será un año recordado por la extrema sequía que se ha padecido a nivel nacional. Concretamente en la provincia de Almería, los cultivos extensivos de cereales redujeron su producción en un 90%, lo que produjo directamente una falta de paja y heno, así como la nula disposición de valor alimentario en las zonas de pastos. Esto ha generado que los productores hayan tenido que comprar alimentos para la cabaña ganadera a un valor más elevado. En ocasiones, no han podido soportar esta subida del coste, haciendo que se haya sustituido esta alimentación tradicional por otra con menos aporte nutricional.

Ese cambio en la alimentación ha provocado (entre otros factores), que, en esta época, del año donde históricamente más precio tiene el cordero, los ganaderos dispongan de menos corderos en edad de sacrificio para vender, motivado sobre todo por el cambio en la alimentación dentro de los periodos más sensibles, que ha derivado en un menor volumen de nacimientos de corderos. A esta reducción de la producción hay que añadirle la caída constante del número de cabezas de ganado y de explotaciones.

Desde ASAJA-Almería llevan ya tiempo avisando de la problemática estructural que sufre su ganadería extensiva. Por ello reclaman «una vez más, que las administraciones tomen medidas urgentes para hacer mas atractivo este sector tan determinante para el mantenimiento de los montes y la población en el medio rural».

“Consumir cordero significa contribuir al mantenimiento de la ganadería tradicional extensiva que tantos beneficios aporta a nuestra sociedad”, señala Adoracion Blanque, presidenta de ASAJA-Almería.

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