Ante el anuncio de la Consejería de Medio Rural de aumentar un 20% los baremos de los daños producidos por el lobo, equiparándolos a los del oso, desde Asturias Ganadera quieren relativizar la bondad de esta noticia. Si bien una subida de los baremos debe ser siempre bien recibida por el sector, la consideran «una gran cortina de humo para desviar la atención de lo que en la actualidad es el punto más importante de este problema: la incapacidad de controlar la especie, sobre todo a raíz de su sobreprotección al entrar en el catálogo de especies protegidas LESPRE».

Como en torno al 70-75 % de los daños no se cobran, «la subida es una cortina de humo porque sigue siendo un aumento que deja muy por debajo de los daños reales las compensaciones. La clave es y debe seguir siendo la disminución de los daños en base al mantenimiento del lobo en unos límites aceptables para la ganadería extensiva local».

En la reciente visita a Asturias del Secretario de Estado de Medio Ambiente Hugo Morán, este declaró que hasta dentro de un año como mínimo no se podrá disponer de los informes que puedan utilizarse para una revisión del estado de protección del cánido. Como además de este plazo se precisará tiempo para tramitar dichas modificaciones, «no tardaría menos de dos años en que el lobo sea excluido del LESPRE, y eso si hubiera voluntad política para hacerlo», algo que desde Asturias Ganadera ponen absolutamente en duda.

Desde AG ya habían denunciado que en el Principado había una población mínima de seiscientos lobos, a los que habría que añadir los ejemplares de las nuevas manadas que pudieran haberse formado estos últimos años de sobreprotección. Esta primavera se incorporarán los nuevos cachorros. «Hay pruebas que evidencian que lo que decimos es cierto, ya que el lobo está presente en áreas como el propio municipio de la capital, Oviedo, en Soto de Ribera, en el Sueve, el Cuera, etc., áreas de una enorme incompatibilidad de la presencia del lobo con la ganadería por su elevada densidad de población».

Por ello, exigen tanto a Hugo Morán como a Barbón, «ambos responsables de que la situación haya llegado al límite, que de una vez pongan medidas en marcha para proteger nuestra ganadería tradicional. Hay herramientas, pues existen mecanismos para actuar controlando la especie a pesar de estar en el catálogo, como se hace en Francia, donde fueron eliminados unos doscientos lobos de una población similar a la asturiana. Si siguen mostrando su inutilidad para proteger la ganadería extensiva, abocada al exterminio por su nefasta gestión, deberían dejar sus puestos a gente con mayor sensibilidad y respeto hacia el medio rural, y más competentes. Dado que la única profesión de estos dos personajes ha sido siempre la política, dudamos que atiendan a nuestra sugerencia, pero es nuestro deber pedírselo».

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