Nació en los años 80 del pasado siglo para venderse en el Reino Unido, siendo hoy sinónimo y embajador de ferias, particularmente de la de Málaga. Cartojal es un icono de esta última, que ya no se comprende sin la presencia de su característico y personalísimo color fucsia, así como de sus barriles y lunares blancos. Y es que la Feria de Málaga y Cartojal son las caras de una misma moneda: la una no se comprende sin el otro. En esta edición Bodegas Málaga Virgen espera vender alrededor de 240.000 botellas durante los diez días que durará el evento.

Personas de todas las edades y nacionalidades, auténticos cicerones de la feria, pueden relatar infinidad de historias en las que Cartojal ha sido parte fundamental de sus vivencias, encuentros, amores y, por qué no, desamores. Ejemplo de todo ello lo podemos encontrar en algún libro en donde ha sido cómplice de relaciones más longevas, con boda incluida, como en El Ombligo, de María Amor y Javier Martín.

Por otro lado, este próximo viernes 9 de agosto se colocará, como todos los años, la tradicional piña de botas al principio de la Calle Larios, elemento que se ha convertido en otro símbolo y photocall oficioso de la Feria. No es difícil escuchar, a lo largo de la misma, comentarios del tipo “espera que yo estaba antes” y es que muchos quieren inmortalizar en ese lugar su paso por Málaga a través de un selfie.

Cartojal es un vino dulce natural acogido a la D.O. Málaga, con una graduación de 15º. Se elabora con uva Moscatel, tanto de la variedad Alejandría como Morisco, cultivadas en la Axarquía y en la Finca Vista Hermosa en Fuente de Piedra, donde se ubica Bodegas Málaga Virgen.

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