Vicente Carrión / Presidente de Coag y miembro de la Cátedra de Agricultura Sostenible

En estos días en los que se habla mucho de juezas, imputados, acusados y responsables estaría bien abogar por las soluciones y no por la búsqueda de la cabeza de turco de turno.

Señalar al sector agrario como único culpable de la situación del Mar Menor es olvidar que también tienen consecuencias ambientales en la misma la navegación
marítima, el incremento de la industria en el entorno, el crecimiento demográfico y las actividades relacionadas con el turismo y ocio o la actividad inmobiliaria.
Criminalizar solamente a este sector es olvidar que la agricultura de nuestra Región está sometida a controles y cumple con la normativa y con los requerimientos de la Ley. También que son muchos los agricultores que han puesto
en marcha medidas, investigaciones e innovaciones para solucionar el problema de la laguna. Sin ir más lejos desde la Cátedra de Agricultura Sostenible se están haciendo estudios (todos ellos sin ayudas oficiales) de desnitrificación y eliminación de salmuera lo que ayudaría a la conservación de la laguna y al mismo tiempo garantizara la sostenibilidad de la agricultura ya que el agua sería idónea para regadío.

Es precisamente el sector agrícola el que ha abogado por una ley integral del Mar
Menor elaborada con más rigor y unas miras más amplias, que proteja a la laguna
implicando a todos los sectores productivos presentes en la zona y no solamente a
unos pocos. Culpabilizarlos solo a ellos es olvidar que detrás de cada uno de ellos
hay familias, trabajadores y empresas que viven de una agricultura que en nuestra
Región representa gran parte de la economía y que se consolida desde hace años
como la huerta de Europa gracias a la producción que exporta tanto a nivel
nacional como internacional.

No hay duda de que los agricultores están por la labor, no solo desde que se
iniciara su linchamiento social en relación al estado de las aguas del Mar Menor,
sino desde siempre, de conseguir la plena consonancia e integración de su
actividad en el entorno del Mar Menor, respetando su cuidado y avanzando hacia
una agricultura sostenible.

De muy lejos viene la demanda de los agricultores por la falta de agua, son
décadas de peticiones que se han atendido a medias, de largas por parte de
algunos y de crítica fácil por parte de otros.

Por todo ello, abogo por las soluciones, por las propuestas, por las iniciativas y por
las ganas de seguir mejorando. Abogo por la búsqueda de soluciones
consensuadas y no por los enfrentamientos sociales y juegos políticos porque el
Mar Menor somos todos, también los agricultores, muchos de ellos criados cerca
de sus orillas.

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