A las pocas horas de que se hiciera pública la votación del Reino Unido para su salida de la Unión Europea, la ministra de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, salía a la palestra para dejar claro que esta medida no iba a afectar a la PAC, ya que ésta estaba garantizada hasta 2020. Sin embargo, y aún queda mucho por negociar tanto la fecha de salida como la forma, no parece que las ayudas estén tan garantizadas como se podría prever.

La marcha del Reino Unido representaría que la UE perdería de entre 5.000 y 7.000 millones de euros al año, ya que este país aporta más dinero a la UE del que recibe de la misma, lo que obligará a tener que hacer ajustes presupuestarios en la CE para compensar esta pérdida de fondos. Y el primer paso que se ha dado desde la Comisión ya ha sido prever un recorte del 6,25% para 2017, aunque mantiene en la parte agraria una ayuda a los agricultores europeos de 42.900 millones.

De igual forma, el brexit también pude provocar problemas de orden normativo, como la regulación veterinaria y fitosanitaria, que también inciden sobre el comercio de productos agroalimentarios, ya que se podría exigir unas exigencias superiores a las propias de la UE para los productos que se tuvieran que exportar al Reino Unido. Quizás por esto, desde Francia ya se ha reclamado una reunión urgente de los ministros de Agricultua de la CE en agosto para tratar de las consecuencias que se puean crear.

Se teme que vuelvan a surgir vinos como el ‘british sherry’ u otro similares y que Reino UNido abra sus mercados a terceros países en detrimento de España

Aunque no todo son malas noticias, el Brexit también supondrá el abandono del club comunitario del Estado miembro más crítico con la PAC, aunque ellos siempre se han asegurado de cobrar el llamado ‘cheque británico’ que les aportaba 3.700 millones a sus agricultores y que ahora, con su salida, deberá salir de las arcas británicas. Desde Londres han sido partidarios casi siempre de eliminar esta política y, por lo tanto, de ahorrar el dinero que se destina para financiarla, hasta ser históricamente como los mayores enemigos de la PAC.

En el capítulo comercial, según cuenta César Lumbreras en abc.es, aún es muy pronto para saber cuáles serán las consecuencias exactas del Brexit para la PAC y para el sector agroalimentario español, ya que todo dependerá de lo que negocien en los próximos meses las delegaciones de Reino Unido y de la Comisión Europea, que actuará en nombre de la UE.

Los sectores que se verían más afectados serían los de frutas y hortalizas, vino (ya se teme que vuelvan a surgir caldos como el ‘british sherry’ u otro similares que tantos años costó erradicar en los tribunales de la UE), carnes y aceite de oliva, que suponen el grueso de nuestros envíos a este país. También habrá que contemplar el aumento de la competencia de los productos procedentes de países terceros, como Marruecos, Nueva Zelanda, Australia o Estados Unidos, por citar tan sólo algunos, para los envíos españoles. Tampoco se sabe si habrá aranceles para lo que entonces serían exportaciones de productos agroalimentarios británicos al mercado español; nuestras compras más importantes son de whisky, cereales y productos de la pesca.

Muchas incógnitas y muchas dudas todavía, que en el sector agrario español, pero también los europeos, se mira con cierta preocupación, en especial porque se teme que aprovechando que el Támesis pasa por Londres se decida desde la CE recortar las ayudas agrarias de la PAC, en especial poniendo el acento en la próxima reforma de la PAC en incentivar las ayudas a los mercados dejando más de lado a los productores, en especial a los más pequeños.

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