La filtración del borrador de la PAC sigue creando mucha incertidumbre en el sector agrario. Cuando aún no se sabe en qué medida se concretará el anunciado recorte en los Presupuestos europeos y su repercusión en las cuentas agrarias, la propuesta de la PAC que quiere Europa deja abierta la puerta no tanto a nacionalización de las ayudas sino a dejar en manos de cada Estado o incluso de cada región (o Comunidad Autónoma en el caso español) el desarrollo de la propia PAC.

Es decir, que el Gobierno debería sentarse con todas las CCAA e ir definiendo el modelo y el tipo de ayudas que debería ir a cada región. Una posibilidad que sobre el papel podría ser acertada, pero que en la práctica puede convertirse en un caos en muchos aspectos. Por un lado, porque hasta ahora se ha visto que cada CCAA solo busca su beneficio (legítimo en muchos aspectos e insolidario en otros más) por lo cual no será fácil poner de acuerdo a todas las Comunidades a la hora del reparto, como no lo ha sido con cada reforma.

Por otro lado, el hecho de que cada comunidad pueda concretar qué ayudas específicas se da en su región, según este borrador de la PAC, va a provocar que de un municipio al vecino, en funicón de dónde esté la frontera la CCAA, las ayudas puedan variar significativamente, lo que puede ocasionar muchas dificultades. Como las habrá cuando una explotación esté en dos CCAA distintas con ayudas diferenciadas.

Por eso, comienza a preocupar la posibilidad de un “plan estratégico” de aplicación de la PAC para cada Comunidad Autónoma, lo que sería, según algunos expertos, “un caos y un disparate”, porque se dejaría en manos de los políticos (con lo que eso conlleva en este país) un reparto de fondos y ayudas muy complicado de asumir.

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