Han tenido que pasar más de diez años para que la iniciativa pública de micorrización con trufa negra de árboles plantados en distintas parcelas de la provincia de Zamora comience a dar frutos pero la espera puede considerarse que ha merecido la pena si se tiene en cuenta que ese producto gourmet, llamado el oro negro del campo, se ha pagado esta campaña a mil euros el kilo.

Aunque la producción todavía es incipiente al estar en sus primeros años y esta campaña se ha reducido aún más por la sequedad y el excesivo calor del pasado verano, las primeras cuentas empiezan a salir en el vivero provincial de Zamora ubicado en Villaralbo, donde la perra Kayra se afana en olfatear palpo a palmo una finca de siete hectáreas y media plantada de quejigos.

Cuando detecta el olor característico del preciado hongo automáticamente se pone a escarbar para desenterrar el considerado por algunos como el oro negro de la gastronomía.

KAYRA, EL PERRO DE AGUAS TRUFERO

Kayra es un ejemplar de perro de aguas español entrenado desde cachorro por el truficultor y descubridor de nuevos géneros de hongos hasta entonces no descritos en la literatura científica Julio Cabero, quien las últimas semanas ha recorrido distintos puntos de la provincia de Zamora junto a técnicos de la Diputación de Zamora para observar la evolución de algunas de las parcelas micorrizadas con trufa negra.

Julio Cabero recuerda a Efeagro que el olfato de un perro es «entre doscientas y mil veces superior al del ser humano», por lo que una trufa, que además desprende un olor intenso y característico, resulta muy fácil de detectar para él.

Su adiestramiento, para que localice este oro negro del campo y marque dónde está sin estropearla ni comérsela, lo realiza mediante juegos y, por supuesto, tras cada hallazgo no falta su recompensa en forma de golosina canina.

Sin embargo, la trufa negra no es un hongo autóctono de la provincia de Zamora y no se da de forma natural como sí lo hace en otras provincias de Castilla y León como Soria, Palencia, Burgos o Segovia.

14.000 ÁRBOLES MICORRIZADOS

En ese aspecto, la ingeniera de Montes y Técnico Forestal responsable del vivero de la Diputación de Zamora, Berta Martín, detalla a EFE que Zamora fue pionera en la micorrización con trufa negra en un proyecto que comenzó de forma experimental hace casi dos décadas de la mano de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia de la Universidad de Valladolid.

Desde entonces, el servicio de Agricultura y Ganadería de la Diputación de Zamora ha plantado unos 14.000 árboles de encinas y quejigos micorrizados con trufa negra que ocupan cerca de cincuenta hectáreas de la provincia en proyectos desarrollados, en algunos casos en colaboración con ayuntamientos y particulares que han visto el potencial económico de la truficultura y de los beneficios de este oro negro del campo.

La primera parcela en dar frutos fue una de dos hectáreas y media ubicada en Aspariegos que tardó once años en producir sus primeras trufas negras, mientras que la del Vivero Provincial lo hizo a los trece años de habilitar la plantación y otra de La Bóveda de Toro únicamente requirió de ocho años para sacar las primeras trufas.

Por el momento, las producciones son aún pequeñas y el año pasado únicamente llegaron a los 1,8 kilos pero a medida que pasen los años habrá más parcelas que también produzcan este oro negro bajo tierra y las actuales incrementarán su producción «hasta unos 40 o 50 kilos por hectárea en el mejor de los casos», precisa Berta Martín.

UNA ALTERNATIVA AGRARIA

El diputado provincial de Agricultura y Ganadería de la Diputación de Zamora, Ángel Sánchez, explica que su departamento ha apostado por dar alternativas a la agricultura tradicional y resalta el potencial que el cultivo de la trufa negra tiene como complemento de renta para el sector agrario.

De hecho, en la actual campaña, la producción del vivero provincial se subastó y un establecimiento hostelero de Zamora se hizo con ella a un precio de 1.001 euros el kilo, una cotización por la que, al margen de los beneficios medioambientales, merece la pena esperar una media de diez años para que la micorrización con trufa negra comience a dar sus frutos.

(Texto: Alberto Ferreras / Efeagro)

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