Argentina anunció este sábado la apertura del registro de exportaciones por 8 millones de toneladas de trigo de la campaña 2022/23, que se suman a 2 millones de toneladas habilitadas previamente, alcazando las 10 millones de toneladas, en un contexto de subida de los precios internacionales por la guerra en Ucrania y cuando prevé “una cosecha récord” y por considerar que no se ha beneficiado del momento de crisis que ha vidido el sector en todo el mundo desde la invasión rusa.

«Hemos decidido, con el propósito de captar los precios internacionales de esta coyuntura histórica, de precios que son históricos, abrir los registros de exportación de la cosecha 22/23 por un total de 8 millones de toneladas de trigo, que se suman a las 2 millones de toneladas ya autorizadas», dijo el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca argentino, Julián Domínguez, en rueda de prensa.

Con esta decisión, el Gobierno de Alberto Fernández pretende “darle previsibilidad a los productores para la próxima siembra de trigo y lograr un nuevo récord de producción”, dijo Domínguez.

«Aspiramos a que la cosecha 22/23 sea de un nuevo récord de producción en Argentina», afirmó Domínguez.

La medida de habilitar de exportaciones de trigo por un total de 10 millones de toneladas se enmarca en el fuerte subida de los precios internacionales de granos y derivados a partir de la invasión de Rusia a Ucrania, dos importantes productores y exportadores agrícolas a nivel mundial, que también ha elevado el costo de los fertilizantes y fitosanitarios.

«El productor argentino no captó el precio bélico”, afirmó Domínguez en base a los registros de exportación, quien señaló que tiene que asumir la nueva cosecha «con precios de fertilizantes y fitosanitarios mucho más altos».

Argentina -que en 2020 fue el séptimo exportador de trigo del mundo- ya vendió casi todo el trigo a exportar en la campaña 2021/22 por 13,9 millones de toneladas, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.

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