Ángel Samper Secorún / Secretario General de Asaja Aragón

“Aquí no pasa nada. Mejor dicho, pasan tantas cosas juntas al mismo tiempo que es mejor decir que no pasa nada”.
(Jaime Sabines)

No llueve, pero para el común de los mortales, más preocupados por su próxima escapada de fin de semana que por la tragedia que supone para el medio rural la ausencia de lluvias, «hace un tiempo extraordinario”.

Las cosechas se pierden, mientras los agricultores y ganaderos nos devanamos los sesos con los jeroglíficos y enrevesados procedimientos de la Política Agria Común. Los “estupendos” programas de la PAC tienen a nuestros técnicos desesperados y perdiendo el tiempo desde hace más de dos meses… ¡a ver quién paga sus salarios! Las Organizaciones Agrarias nos vemos obligadas a contratar cada día más técnicos para interpretar correctamente el galimatías de la nueva PAC, y mientras tanto los próceres oficiales siguen vendiéndonos la necesaria “simplificación”.

En esta sinrazón que llevamos padeciendo desde hace tanto tiempo, ya no sabe uno hacia dónde dirigir sus esfuerzos por tratar de denunciar y corregir las desviaciones constantes a que nos someten quienes deberían velar por el bien común.

Como ejemplo, un hecho alarmante que apenas trasciende a la opinión pública es el número de barreras fluviales que están siendo literalmente demolidas en los últimos años. Sólo en el año 2021 se derribaron 108. Casi la mitad de las 239 desmanteladas en todo el continente ¿Cómo puede ser que el Gobierno de un país aquejado habitualmente de sequía como España, se dedique a destrozar las barreras que permiten regular el agua, tanto en tiempos de escasez como en tiempo de inundaciones?

La demolición de los embalses, la reducción en el uso del agua, de los nutrientes, fármacos y fitosanitarios… y de propina la prohibición del uso la biotecnología. Ésas son las varitas mágicas de nuestros ansiados planes europeos para llegar a ser como Sri Lanka: pasar hambre. Mientras tanto, engañamos a los consumidores europeos permitiendo que entren en nuestros lineales todo tipo de productos procedentes de países que producen sin el estricto control de la Unión Europea. Esto es una indecencia insoportable y un insulto no sólo para nuestros productores sino para los consumidores españoles y europeos, que compran alimentos tratados con pesticidas prohibidos en Europa, pero permitidos en países terceros.

En el II Congreso Ibérico de Maíz, celebrado en Barbastro el pasado mes de marzo, tuve ocasión de participar en una mesa redonda con los europarlamentarios agrarios responsables de cada grupo político. Una de las preguntas aludía al fenómeno sucedido en los Países Bajos, debido al hartazgo hacia una clase política que legisla de espaldas al campo. El hecho de que una plataforma ciudadana convertida en partido político haya sido la fuerza más votada en las elecciones regionales, nos parece un buen aviso a navegantes de la política. ¿No será que se está siguiendo una brújula ideológica que les aleja de los votantes?

Desde Asaja respondíamos haciendo alusión al editorial que publicamos en octubre del año 2020: La Política “Agria” Común (El Paraíso Perdido), en el que recordábamos el asedio alemán en 1944 a las ciudades de Ámsterdam y Róterdam y como los habitantes ante una hambruna terrible se veían obligados a incluir en su dieta hierba y tulipanes, que no solo eran asquerosos de sabor sino que tenían una toxicidad altísima. Es evidente que los holandeses guardan este hecho en su memoria colectiva. Por ello ante la extensión de normas y prohibiciones que estrangulan la actividad agraria y ganadera, no solo se revelan el sector agrario y ganadero sino también la población holandesa, que cierra filas con ellos.

En España, se está lejos de esa sensibilidad hacia el Medio Rural. Son demasiados los mantras ideológicos con que los habitantes de la urbe son bombardeados a diario y, tristemente, han ido calando en la población. Los osos y los lobos se han convertido en animales de peluche y las vacas, pobrecillas, con sus ventosidades en destructoras del medio ambiente. ¡Vivir para ver!

Se ha conocido una noticia que no nos extraña nada porque este bombardeo constante en una misma línea ideológica tiene que estar de alguna manera sostenido y financiado. El hecho es que una agencia americana de noticias habría recibido ocho millones de euros en forma de donaciones con el fin de crear un departamento propio con periodistas dedicados única y exclusivamente a publicar noticias apoyando impuestos y subvenciones verdes que beneficiarían a su vez a los “donantes”. Una vez controlada y sometida la opinión pública, tienen sometida la política y el voto y por ende y más grave todavía, pueden legislar a su antojo. Así no es de extrañar la cantidad de leyes disparatadas que se están aplicando.

Que nos hemos convertido en esclavos de un ideario colectivo es un hecho y nuestra actividad agraria y ganadera está sufriéndolo especialmente. Sin embargo, ante un hipotético desabastecimiento en los lineales cunde el pánico y la mera posibilidad de encontramos con la nevera vacía nos hace lanzarnos al supermercado para llenar como sea y al precio que sea el carro de la compra. Es triste, pero parece que se ha olvidado el esfuerzo que hicieron nuestros agricultores y ganaderos en plena pandemia, de ahí su lema en la masiva manifestación que tuvo lugar hace apenas 2 años “¿Quién te dará de comer mañana?» Vivimos un individualismo y egoísmo atroz que nos debilita y nos hace mucho daño como sociedad.  Vemos los problemas venir, pero hasta que el problema no llega a nuestro bolsillo no hacemos caso. Los problemas se tienen que abordar juntos y unidos y no esperar a movilizarnos cuando nos afecta a cada uno. La debacle con que se enfrenta el sector agrario y ganadero en España debería movilizar a todos los españoles, no solo a los habitantes del campo.

Son tiempos muy difíciles para la actividad agraria y ganadera por todos los ataques que estamos sufriendo, que van a socavar brutalmente los activos agrarios precisamente ahora que la tierra y la actividad agraria “cotiza y se pone en valor”.  ¿No es contradictorio?

A perro flaco, todo se le vuelven pulgas. El año 2023, con la aplicación de la nueva política Agría Común, ya comenzó con escalofríos. El frío helador de abril del 2022 arrasó con frutales y almendros. Los comienzos del 23 no han sido mucho mejores. El bajo clima del ambiente del señor Timmerman con la aplicación de la nueva Política Agria Común nos produce escalofríos. Más pulgas para los perros flacos acompañadas del desastre de una primavera sin agua. Las leyes y normativas agrarias ya encontraron un filón en contra de todos nosotros con la política contra el agua, el clima, la vida y los alimentos. Si a esto sumamos un año climáticamente adverso, el desastre agrario está servido.

¿Es de justicia lo que el Medio Rural está padeciendo? NO y desde ASAJA seguiremos denunciándolo, a pesar de quienes puedan acusar a ASAJA de falta de respeto a la política y a las Instituciones. Nada más lejos. Somos exquisitamente conciliadores y respetuosos, pero no olvidamos nunca nuestro papel. Quienes piensen que las organizaciones y personas libres también tienen que someterse a los políticos de turno y a los dictados apuntados, están muy equivocados. Aunque somos pocos, unidos podemos ser suficientes. A fecha de hoy, a pesar de las tentaciones de algunos, las Organizaciones y Cooperativas en Aragón, son un ejemplo de esa unidad. Caer en la tentación de la dependencia y el juego político, desde ASAJA consideramos que sería un error.

En el momento de escribir este editorial seguimos desesperados con el cielo. Ojalá que, en el momento de publicarse, llueva sobre mojado. Se nos ha olvidado el sonido de la lluvia y las burbujas de las gotas al caer sobre los charcos anunciando generosamente el agua. Se nos ha olvidado el sueño placentero que produce el sonido de la lluvia. El buen tiempo se produce cuando regularmente hace calor o frio cuando debe hacerlo y no cuando nos conviene a nosotros. El buen tiempo se produce cuando, llueve o hace sol en el momento que la naturaleza, los árboles, los campos y las plantas lo requieren.

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