Después del período de cultivo, en un día, decidimos cuáles van a ser las calidades del ensilado del maíz para el resto del año, por lo tanto, se trata de una decisión muy importante, según se recoge en el blog de LG Semillas.

El objetivo en maíz forrajero es obtener una materia seca de entre 32 – 35%, para que se pueda garantizar una buena conservación del silo y un forraje de calidad. El momento en el que el maíz presenta una mayor digestibilidad de fibras es cuando la planta tiene una materia seca del 27%, pero ensilar en este momento produce muchas pérdidas por lixiviación, y el rendimiento en materia seca/ha y energía todavía no es el óptimo.

Si se supera el 35% de materia seca, los niveles de almidón aumentarán ligeramente,
pero la digestibilidad de la fibra baja considerablemente. Al mismo tiempo, es más
difícil conseguir una buena compactación en el silo, con lo que aumenta la cantidad de
oxígeno, y por lo tanto las pérdidas por fermentaciones no deseadas. Esto conllevará un
peor manejo del frente en el momento de desensilar.
Algo a tener en cuenta es que si cosechamos con un mayor porcentaje de materia seca,
aumentamos el contenido de almidón del ensilado, pero la digestibilidad del almidón
disminuye también a medida que aumenta la materia seca, por lo que realmente el
almidón aprovechable no aumenta de forma considerable a partir del 32-35% de MS.
La observación de la planta entera no siempre es suficiente. En las variedades con buen stay-green, la evolución del grano alcanza la materia seca adecuada sin que se vea claramente en la planta, las hojas siguen muy verdes pero la tasa óptima de materia seca de la planta entera ya se ha alcanzado. El efecto engañoso de este verdor puede provocar una recolección con una tasa de materia seca demasiado elevada.
Para evitar esto, además del estado vegetativo de la planta, hay que observar atentamente la evolución del llenado del grano en la mazorca, para así poder predecir con mayor probabilidad una cosecha en el momento óptimo.
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