Año de contradicciones y de excelentes cosechas en el campo aragonés. Así se cierra la campaña del cereal de invierno que pasa a la historia por ser la mejor de los últimos 30 años y con la salvedad de que el secano aragonés rompe su ‘silencio’ y este año mejora su producción respecto a los campos de regadío. Sin embargo, la cosecha está marcada por los bajos pesos específicos y un incremento de afecciones fúngicas debido a la pluviometría.

Los datos generales avalan el gran año del cereal aragonés: Con una superficie de 777.704 hectáreas se han cosechado 3.107.963 toneladas, un 25% más que en los últimos siete años. Una información que Red Arax ha analizado con la creación de un dossier que engloba los resultados de los ensayos de 12 cooperativas de las tres provincias aragonesas.

“Se trata de un exhaustivo informe pionero en nuestra Comunidad con el que se busca hacer una radiografía de los cultivos extensivos que trabajan los agricultores y ofrecerles a su vez una herramienta nueva para tomar decisiones”. Así lo explicó en rueda de prensa el responsable de Innovación de Cooperativas Agro-alimentarias Aragón, Jesús Abadías, quien señalaba que es la primera vez que se ofrece al sector una información neutra de los datos de cosecha.

La climatología ha sido determinante para conseguir una campaña de récord. A nivel nacional, se prevé cosechar 26,7 millones de toneladas de cereal de invierno incluyendo el cultivo del maíz. Las lluvias han marcado en Aragón la diferencia entre el secano y el regadío. “Las previsiones ya apuntaban que los rendimientos en los secanos áridos de Teruel y Zaragoza iban a ser buenos pero cosechados los campos descubrimos que eran excelentes. Tenemos que remontarnos a 2013 para obtener cifras similares”, resaltó el responsable de Cultivos Herbáceos del Centro de Transferencia Agroalimentaria (CTA) del Gobierno de Aragón, Miguel Gutiérrez.

El secano aragonés disfruta de un momento dorado al cerrar este año de contradicciones con una cosecha excelente. Sin embargo, se han obtenido muy buenas producciones, pero el peso específico ha disminuido respecto a 2019 y los agricultores han tenido que tratar sus campos debido al incremento de afecciones por las continuas lluvias. “Este año ha habido Helminthosporiosis en cebada y Septoria y Roya Amarilla en los campos dedicados a trigo y triticale”, apuntó Miguel Gutiérrez. Una realidad que también ha acompañado al regadío aragonés. Las continuas y abundantes precipitaciones que tuvieron lugar durante los meses de mayo y junio lastraron las producciones y calidades de estas cosechas.

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