Alma Carraovejas llega a la Denominación de Origen Ribeiro tras la compra de Viña Meín y Emilio Rojo. Estas dos bodegas emblemáticas pasan a formar parte del conjunto vitivinícola y estrenarán nueva dirección en esta próxima vendimia, correspondiente a la añada 2019.

Con esta adquisición, Alma Carraovejas refuerza su filosofía de apostar por proyectos singulares con el compromiso de construir un legado único.  El objetivo de la bodega es ser reconocidos como uno de los referentes españoles en el mundo por la calidad y variedad de sus vinos.

VIÑA MEÍN Y EMILIO ROJO

El propósito de Pedro Ruiz Aragoneses, director de Alma Carraovejas, y de su equipo es revalorizar la zona y sus paisajes singulares, un viñedo ancestral cargado de historia que es la cuna del Ribeiro. En palabras del propio Pedro Ruiz: «Ribeiro y más concretamente Viña Meín y Emilio Rojo se distinguen por su singularidad y carácter genuino. Una emoción que se percibe nada más poner un pie en Leiro y,  por supuesto, recorriendo esas pequeñas parcelas que son el origen del Ribeiro.

El objetivo del equipo liderado por Pedro Ruiz es simplificar la gama de vinos de Viña Meín, recogiendo la esencia y peculiaridades de su finca y mantener la marca Emilio Rojo como vino de parcela. Para ello, tanto el personal de Meín como el propio Emilio Rojo seguirán ligados al proyecto. El conocimiento aportado por Alma Carraovejas buscará potenciar tanto este terroir único en España como la propia zona, patrimonio histórico de la vitivinicultura de nuestro país.

Para la elaboración de los vinos, igualmente, se respetarán los parajes singulares de ambas bodegas haciendo especial hincapié en la personalidad y autenticidad de cada viña. Las 18 hectáreas de Meín se sitúan en las mejores laderas del Valle del Avia (San Clodio y Gomáriz) y albergan varietales como Treixadura, Godello, Lado, Loureira, Torrontés y Albariño. Estas variedades para elaborar blancos conviven con el caíño tinto, brancellao o souson, entre otros,  destinados a la elaboración de unos tintos de una personalidad única.

La excepcionalidad y singularidad de las apenas 2 hectáreas del viñedo del  colleiteiro Emilio Rojo, mantendrán su propia identidad y se destinarán a seguir elaborando uno de los vinos referentes de España. Para esta continuidad ha sido fundamental la conexión personal y la apuesta de Alma Carraovejas por revalorizar una zona en la que tiene puesta muchísima ilusión.

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