La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha alertado de que la excesiva e incontrolada población de fauna salvaje, sobre todo de jabalíes, está disparando en pleno verano los daños en la agricultura. Los animales silvestres se expanden geográficamente y cada vez más bajan de los montes a los campos de cultivo en busca de agua y comida. Según numerosos agricultores consultados, el problema se agrava en las explotaciones de regadío, algunas de las cuales se sitúan junto a urbanizaciones y municipios, en las provincias de Valencia y Castellón.

AVA-ASAJA constata siniestros provocados por los jabalíes y otras especies salvajes (conejos, cabras, corzos, etc.) que adquieren una creciente gravedad con el incremento del estrés hídrico y las altas temperaturas. Así, la organización denuncia que la fauna silvestre tumba e incluso arranca del suelo naranjos jóvenes buscando la humedad de las raíces, rompe gomas de goteo, causa socavones y destroza infraestructuras agrarias. En cuanto a las cosechas, varios asociados advierten de que los jabalíes devoran almendras que aún están verdes, cereales como el maíz, hortalizas de temporada y melones en busca de agua y comida.

Por ejemplo, el asociado Jaume Valls informa que en un campo de almendros de cuatro años de edad que acababa de regar, situado en el término de Llíria, los jabalíes se han comido más de la mitad de las almendras. “Tras rascar los troncos y romper ramas, los animales salvajes tiran los frutos al suelo, donde pisan las cáscaras y acceden a un alimento que, aunque aún necesita varios meses para alcanzar el grado óptimo de maduración, ya les supone un aporte nutricional. De metro y medio hacia abajo, queda poco para recoger”.

“LOS POLÍTICOS, CON UNA FILOSOFÍA EQUIVOCADA, BASADA EN UN FUNDAMENTALISMO ANIMALISTA Y ALEJADA DE LA REALIDAD, NO OFRECEn SOLUCIONES”

El delegado de Segorbe, José Selma, recuerda que “hace muchos años los jabalíes habían comido almendras en campos de secano alejados de los núcleos de población, pero que ahora se han multiplicado de tal forma que ya llegan hasta las nuevas plantaciones de almendros pegadas a los polígonos industriales, las instalaciones deportivas y los hogares”.

El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, reivindica medidas urgentes dirigidas a garantizar “una población de fauna salvaje equilibrada y compatible con las actividades desarrolladas en el medio rural. Unos pocos jabalíes no molestan, pero si hay un número excesivo y sin ningún tipo de control tienen que salir fuera de su ámbito territorial e invaden los campos en busca de ese verde que cultivan los agricultores. Además de los destrozos en infraestructuras y cosechas en busca de agua y comida, los animales salvajes trasladan enfermedades como la sarna y la tuberculosis a la ganadería extensiva (en otros países europeos ya están expandiendo además la peste porcina africana), entorpecen las labores agrarias e incluso atacan en ocasiones a los agricultores”.

Aguado lamenta que “de momento, los políticos solo nos dan buenas palabras, pero su filosofía equivocada, basada en un fundamentalismo animalista y alejada de la realidad, no ofrece soluciones. Hay que reconocer el problema y hay que actuar frente a él desde el sentido común y el consenso con los sectores implicados como son el agrícola y el ganadero”. 

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