Europa llevaba medio siglo sin enfrentarse a una plaga que ha regresado, esta vez de forma virulenta, ya que en 2016 afectó a miles de hectáreas de trigo una nueva variedad de la roya en la isla italiana de Sicilia, según una nueva investigación.

Científicos de la Universidad danesa de Aarhus y del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) han dado la voz de alarma al detectar nuevas razas de la roya, un hongo que ataca y puede destruir cosechas enteras.

Los científicos están preocupados por la evolución de esta plaga porque «el impacto en el trigo puede ser difícil de predecir»

En Sicilia, apareció concretamente una clase «única» de roya del tallo denominada TTTTF y cuando los investigadores la analizaron en el laboratorio no ocultaron su preocupación al ver cómo esta infectaba variedades que hasta hace poco habían resistido a la enfermedad.

«Es normal que la roya evolucione y cree nuevas razas. En el pasado hemos visto que muy pocas variedades eran susceptibles de sufrir su impacto. El problema es que si existen nuevas razas extendiéndose desde áreas distantes, el impacto en el trigo puede ser difícil de predecir», comenta a Efe por teléfono Mogens Hovmøller.

Este responsable del Centro de Referencia Mundial sobre la Roya (GRRC), de la Universidad de Aarhus, explica que, a pesar de algunas apariciones anteriores «esporádicas», el último brote en Sicilia demuestra que la roya del tallo «está de vuelta en Europa» tras cincuenta años de ausencia.

El continente es el segundo que más trigo produce por detrás de Asia, que también está sufriendo los últimos avances de la plaga, al igual que otras partes de África.

El destructivo hongo hallado en Italia no es la única novedad. El año pasado hizo su aparición en Sicilia una raza de roya amarilla que se ha detectado igualmente en Marruecos y países escandinavos.

Y una nueva clase de ese último parásito se ha expandido rápidamente en Etiopía y Uzbekistán, dañando decenas de miles de hectáreas de trigo en el país africano, tras su primera aparición en Afganistán en 2012.

«Si un mismo fenómeno llega de zonas distantes puede causar peores daños que si está evolucionando en un solo lugar»

Unas variantes que se suman a las ya existentes y que representan una amenaza más para los más de mil millones de personas en países en desarrollo que dependen de ese alimento básico para su subsistencia.

«Si un mismo fenómeno llega de zonas distantes puede causar peores daños que si está evolucionando en un solo lugar», apunta Hovmøller.

No obstante, ve difícil hacer predicciones de lo que sucederá a partir de ahora y subraya: «Depende mucho del tiempo y de cómo las plantaciones de trigo y el hongo sobrevivan al invierno».

Por eso envía un consejo a los agricultores: el de inspeccionar sus cultivos en cuanto llegue la primavera para que no se les escape ningún signo de la enfermedad. Hojas amarillentas, granos marchitos o tallos negros pueden servir de pista.

El especialista de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) Fazil Dusunceli destaca a Efe la necesidad de vigilar los cultivos y apoyar a los expertos para que investiguen posibles brotes en otros países y colaboren entre ellos.

A su juicio, se deben probar variedades de plantas «tan pronto como sea posible» para determinar aquellas que son susceptibles a esas plagas y desarrollar cultivos resistentes.

Y mientras los científicos se afanan en mejorar las variedades genéticamente, sobre el terreno la acción tiene que ser inmediata, afirma el técnico de la FAO, agencia que ha colaborado con la universidad danesa, el CIMMYT y otros centros en la respuesta a esas pestes.

Detección temprana, preparación y planificación son algunos de los conceptos claves para Dusunceli. Cita también los fungicidas, que pueden ayudar a limitar los daños, siempre con el debido control en su uso.

Y recomienda no bajar nunca la guardia, ya sea en la cuenca mediterránea como en otras zonas por alejadas que estén.

(Texto: Belén Delgado / Efeagro)

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