Aeceriber se despide de Alberto Oliart, que fue su presidente durante 18 año, además de ministros de Defensa, director de RTVE, tras fallecer al verse infectado de covid.

Corría la década de los ochenta cuando el cerdo ibérico estaba amenazado con su extinción. Entonces, un grupo reducido de ganaderos de Andalucía, Castilla y León y Extremadura fundaron Aeceriber. “Si no se toman medidas, acabaremos por ver al cerdo ibérico en los Zoológicos”. La primera iniciativa se centró en la creación del Libro Genealógico de la Raza Porcina Ibérica con el apoyo del Ministerio de Agricultura. No era una tarea fácil.

El sector estaba inmerso en una lucha encarnizada para sobrevivir a los embates de la Peste Porcina Africana que sin hacer distinciones acababa con las mejores piaras del ibérico en sus producciones extensivas en las dehesas. “El cerdo ibérico te llena y te roba la cartera” era el comentario habitual en el sector que vivía la peor de sus crisis.

En este escenario nada halagüeño, Alberto Oliart toma las riendas de la Asociación consiguiendo un frente común entre el sector y la administración para combatir esta pandemia con el establecimiento de ayudas a los sacrificios obligatorios por la PPA. Fueron seis años de batalla permanente durante los cuales había que conocer nuestra raza autóctona desde el punto de vista productivo y genético.

De ahí surgen los estudios que nos llevaron a descubrir el extraordinario patrimonio genético que representan las diferentes variedades de la raza, algunas de ellas en peligro de extinción, con la excepcional colaboración del INIA en Madrid. En su explotación Ganadera, Alberto Oliart disponía de reproductores Retintos y Torbiscales defendiendo el valor de ambas variedades y los efectos positivos del cruzamiento entre ambas hasta el punto de superar las ventajas productivas de los cruces con razas foráneas manteniendo la pureza racial como objetivo prioritario. Sin duda fue un visionario que supo apreciar el valor de una raza autóctona singular que además de valorizar el patrimonio genético representaba el mejor instrumento para la protección del ecosistema de la dehesa.

Su ímpetu y dedicación sin límites promovió y defendió al cerdo ibérico hasta posicionarlo donde está ahora mismo. El primer Simposium del cerdo ibérico se realizó a instancias suyas en 1992 y gracias a esta iniciativa se gestaron nuevos estudios científicos en las Universidades de Córdoba, Extremadura, Salamanca y un largo etcétera.

Alberto Oliart impulsó la constitución de una Agrupación de Productores Agrarios en el seno de Aeceriber –hoy constituida en Cooperativa IBERCOM-. Ante los vaivenes del mercado del ibérico fue uno de los impulsores de la empresa Señorío de Montanera y AECERIBER obtuvo un reconocimiento de la UE por la defensa del cerdo Ibérico con el Premio “Pica en Flandes”. Como no podía ser de otra manera también centró sus esfuerzos en el terreno gastronómico poniendo en valor las carnes frescas del cerdo ibérico que hoy día gozan de una excelente reputación.

Su capacidad nunca tuvo límites; su afán por la defensa y promoción de nuestra excelente raza autóctona ha sido el inicio de una nueva etapa sectorial que ahora reconoce las virtudes y peculiaridades del cerdo ibérico y la necesaria protección de su nombre y su conjunción con las dehesas.

Desde la Asociación Española de Criadores de Cerdo Ibérico, Aeceriber, «solo podemos reconocer públicamente la importante y esencial labor realizada por Alberto Oliart de gran transcendencia para el sector con sus ganaderos y sus industrias elaboradoras a través de su presidencia en Aeceriber. Por su capacidad de liderazgo, su generosidad, su entusiasmo, su amor desmedido por el campo y las razas autóctonas, sus enseñanzas y su amistad, gracias Alberto Oliart. Permanecerás para siempre formando parte de la historia reciente del cerdo ibérico y estarás eternamente presente en nuestros corazones».

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