El sector del olivar está en una encrucijada. Un sector emblemático e importantísimo para España que estos días está siendo objeto de múltiples movimientos y novedades, también en el ámbito legislativo. Ante esta situación, UPA se posiciona a favor de «poner coto» a los rendimientos de olivares intensivos y superintensivos, como un elemento de defensa del olivar tradicional
UPA ha valorado el Real Decreto aprobado por el Consejo de Ministros que articula la autorregulación del mercado del aceite de oliva. Una norma que debe convertirse en una herramienta de futuro para mejorar la estabilidad de la rentabilidad de los olivareros.
A falta de conocer los últimos detalles del texto finalmente aprobado por el Consejo de Ministros, UPA considera necesario que “de manera inmediata” el Ministerio de Agricultura trabaje “mano a mano” con el sector para su puesta en marcha.
UPA ha trabajado “durante muchos años” junto al resto del sector en el seno de la Interprofesional y en las diferentes mesas de trabajo que se han mantenido con el Ministerio de Agricultura, para disponer de una herramienta de estas características.
CONTROLAR EL ACEITE PARA SALVAR EL SECTOR, EN ESPECIAL EL DEL OLIVAR TRADICIONAL
“Ahora es el Ministerio de Agricultura el que tiene la potestad de legislar en este sentido, y permitir al sector regular la cantidad total de aceite de oliva que se pone en el mercado y aquella que se retira del mismo”, han señalado desde UPA.
Todo parece indicar, sin embargo, que el Ministerio de Agricultura ha optado finalmente por la solución de regular la cantidad que se retira, eliminándose del texto definitivo la posibilidad de limitar los rendimientos de producción en aquellas campañas que se considerase necesario.
UPA se posiciona a favor de mantener esa posibilidad, como un elemento de defensa del olivar tradicional, frente al intensivo y superintensivo. El olivar tradicional supone en torno al 70% de la superficie cultivada en España, alrededor de 1,7 millones de hectáreas, de las cuales dependen más de 250.000 familias, concentradas en zonas rurales de Andalucía (70%), Castilla-La Mancha (12%) y Extremadura (10%). Estos olivares ofrecen un aceite de una singularidad excepcional y forman parte del patrimonio histórico y cultural de nuestro país, “y deben ser protegidos”, concluyen desde UPA.