La presión del sector apícola no solo regional, sino incluso nacional ha provocado que la Generalitat haya decidido dar marcha atrás en su ley de Ganadería. Según ha informado la UNIÓ de Llauradors i Ramaders todos los grupos parlamentarios de les Corts, por unanimidad, han aprobado una enmienda de supresión por la que no habrá finalmente modificación de la Ley de Ganadería y por tanto a los apicultores de la Comunitat Valenciana no les llegarán las fuertes sanciones como estaba previsto.
La Comissió d’Economia, Pressupostos i Hisenda de les Corts debatió y votó las enmiendas de los distintos grupos a la Ley de Acompañamiento de los presupuestos de 2021, entre ellas una que contemplaba la modificación de la Ley de Ganadería, por la cual se preveía imponer elevadas sanciones de hasta 60.000 euros a los apicultores que incumplieran el Acuerdo del Consell que limita la polinización cruzada de los cítricos, conocido como pinyolà.
En octubre, LA UNIÓ presentó ya a los diferentes Grupos Parlamentarios de les Corts unas propuestas de enmiendas, entre las que se encontraba la retirada de ese cambio en la Ley de la Ganadería. En este sentido, la organización se congratula de la reacción de los grupos parlamentarios y considera que es un gran logro fruto de la unión del sector apícola, al que sin duda contribuyó la manifestación conjunta de todas las organizaciones vinculadas al sector apícola el pasado 6 de noviembre.
La organización aprovecha para pedir a la Generalitat que abogue por la convivencia entre los sectores apícola y citrícola y supere ya de una vez por todas una situación que se arrastra desde hace casi treinta años.
El sector apícola de la Comunitat Valenciana ha pasado de producir miel de azahar sin problemas hasta principios de los años 90, a percibir una compensación por la prohibición de establecer asentamientos en zonas citrícolas y posteriormente dejar de recibir esta ayuda desde 2009 a cambio de ir ampliando las zonas permitidas para autorizar asentamientos. Por otra parte, no tenía mucho sentido imponer sanciones porque el Acuerdo de la pinyolà está poco a poco permitiendo la implantación de más asentamientos apícolas y reduciendo la conflictividad entre ambos sectores. Además, el sector citrícola está avanzando en una auto reconversión hacia variedades que no provocan polinización cruzada (triploides) que permitirán paulatinamente el incremento de asentamientos y, por su parte, el sector apícola está cumpliendo de forma generalizada el Acuerdo ya que el nivel de denuncias por parte de la administración es muy bajo.
Cabe indicar además que los apicultores sufren la expulsión de las zonas citrícolas en épocas de floración como consecuencia de una deficitaria ordenación varietal que por polinización cruzada provoca la aparición de semillas en determinadas variedades de cítricos. En la década de los 80 y 90 se plantaron a lo largo de la Comunitat Valenciana variedades híbridas de mandarino que provocaron la presencia de semillas en los frutos de otras variedades del grupo mandarinas que, hasta el momento, no las producían. La consecuencia fue un menoscabo de la calidad final de algunas variedades de cítricos con grave repercusión comercial negativa. Por ello, y con objeto de evitar la presencia de semillas en frutos cítricos, se estableció la obligación de sacar las colmenas de las zonas citrícolas, un problema que lejos de solucionarse se ha enquistado en el tiempo.